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Así cambió Michel Soufflet la historia de la malta y la cerveza

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Con toda lógica, en el mundo de la cerveza el mayor protagonismo recae en los productores. En las escasas ocasiones que trascienden otros nombres, estos suelen corresponder a científicos que han logrado importantes avances aplicables a la elaboración. Apenas conocemos un puñado de apellidos de proveedores de ingredientes, por esta razón no es de extrañar que el fallecimiento del Michel Soufflet haya pasado desapercibido fuera de Francia, donde era conocido como “le roi du grain de Nogent-sur-Seine”.

 

La juventud de Michel Soufflet y sus primeras decisiones clave

 

Soufflet no solo destacó por transformar el pequeño negocio de comercialización de cereales de su familia en un imperio agroindustrial global, sino también por la forma en la que lo hizo, aspecto que a lo largo de su vida siempre fue resaltado por sus colaboradores y las personalidades que lo trataron.

Conocido por su profunda conexión con la tierra y su gente —se dice que sabía el nombre de todos los agricultores con los que trabajaba—, Michel se hizo cargo de la empresa familiar en 1957, tras fallecer su padre, que había iniciado las primeras exportaciones de cereales después de comprar una maltería en la comuna de Nogent-sur-Seine, en la región de Champaña-Ardenas. 

Es cierto que la familia se había beneficiado de las medidas del plan Marshall para la reconstrucción de Europa, pero el dinero estadounidense también llegaba a los agricultores de otras regiones. Esto fue lo que vio Michel desde Quai Sarrail —origen del negocio familiar y sede oficial de la compañía desde entonces—. Pese a contar con solo solo 26 años, las ideas de Soufflet eran muy claras. Su plan tenía como ejes la modernización y la expansión, acciones necesarias para impulsar un negocio que corría el riesgo de estancarse. 

 

Del saco al silo: cómo modernizó Michael Soufflet el transporte de cereales

 

Aunque continuó recogiendo cereales de explotaciones próximas a la suya, la forma en la que se realizaba el proceso fue transformada radicalmente. Lo primero que hizo fue construir silos para almacenar cereal en las proximidades de los campos. Posteriormente se organizó un sistema de transporte extremadamente eficaz. «Los agricultores metían el grano en sacos, los sacos en carros tirados por caballos y lo llevaban de regreso a la finca, donde lo guardaban hasta que se recogía. 

Me di cuenta de que, si ofrecíamos una forma de transportar la cosecha de forma más económica, evitando esos dos últimos pasos, seguramente conseguiríamos ganar clientes. Y así fue. Después compramos nuestro primer camión volquete, capaz de recoger al pie de la cosechadora, y creamos un servicio de transporte de cereales, desde el campo al silo», comentaba Michel en un reportaje de la televisión francesa. 

Ya convertido en un gigante nacional de las industrias de la malta, la harina y los cereales, a finales la década de 1960, Soufflet abordó la expansión por todo el continente europeo. 

 

De 7 empleados a líder mundial: la evolución de Malteries Soufflet

 

Tal como han subrayado los obituarios, con la conjunción de una estrategia clara y unas medidas muy adelantadas a su tiempo, primero en Nogent-sur-Seine y posteriormente en toda Francia, Soufflet revolucionó las prácticas agrícolas.  La empresa había conseguido una ventaja operativa con su metodología en los campos franceses y a partir de ese momento lo que hizo fue escalar el modelo. Para ello tuvo que construir un silo de grandes proporciones en Rouen, el puerto de exportación de cereales más grande de Francia. 

Una vez que entró en funcionamiento fue necesaria una nueva maltería y un molino de mayores dimensiones. Para lo primero se volvió a optar por Nogent-sur-Seine, pero en el caso de la molienda, en 1978, se adquirieron instalaciones que ya funcionaba en Aube, en la región francesa de Gran Este. Estos fueron los años de la diversificación, incorporándose al negocio las legumbres, el vino y el pan, pero sobre todo los de la internacionalización. A la recién creada división británica le siguieron compras de negocios competidores en Bélgica y potentes inversiones en la Europa Central y Oriental.

Tras la caída del Muro de Berlín, Soufflet fue extraordinariamente ágil. Para defender su posición frente a rivales como Cargill o Dreyfus, entró en Rumanía, Rusia, Kazajstán y Ucrania.

En 2001, “el trabajador incansable” cedía a su hijo Jean-Michel el control ejecutivo de una empresa que en 1957 había empezado solo con siete trabajadores (el propio Michel conducía el camión de la empresa) y que en ese momento daba empleo a 2.800 personas. Sin embargo, debido a la falta de un sucesor familiar, en 2021 se optó por vender el negocio a sus compatriotas de InVivo. Con este movimiento los galos se convirtieron en uno de los líderes europeos del sector agrícola. La fusión se tradujo en una facturación de 12.400 millones de euros y en un aumento de su plantilla hasta los 14.500 empleados. 

En este nuevo período de concentración del mercado, la visión empresarial de Soufflet permanece muy viva. Tras la adquisición el año pasado de United Malt Group, Malteries Soufflet es hoy el principal productor de malta del mundo. La empresa opera 41 plantas en 20 países de los 5 continentes. Sus factorías tienen una capacidad anual combinada de 3,7 millones de toneladas de cereal, una parte de ellos destinados a elaborar mucha de la cerveza que bebemos, tal y como avalan estudios especializados en la industria cervecera

 

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