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En 2000, el doctor Robin Dover, un especialista en afecciones dermatológicas y tricología —la ciencia que estudia el cabello– recibió el que seguramente fue el encargo más extraño de su carrera. Una cervecera británica quería saber cuánta cerveza “desperdiciaban” los hombres que llevaban bigote.

 

Vencido el escepticismo, Dover abordó la investigación de una forma totalmente profesional y tras hacerse con básculas de gran precisión seleccionó a un grupo de consumidores de cerveza que contasen con vello en el labio superior. El científico ya sabía que el cabello en sí es capaz de absorber el 20% de su propio peso en líquido, pero la primera conclusión a la que llegó fue que, en el caso de la cerveza, la mayor parte del desperdicio se producía entre las fibras del vello facial.

 

Dover concluyó que de media el consumidor necesita diez sorbos para beber una pinta de 570 mililitros, quedando atrapados en el bigote 0,56 mililitros en cada sorbo. Esto se traduce en que, si bebes unas 180 pintas al año, una pinta y media irá para tu bigote…

 

No sabemos si aquella tarde de 2003 en el Gypsy Bar del siempre creativo barrio de Fitzroy, en Melbourne, Travis Garone y Luke Slattery estaban comentando este estudio o el descenso de hombres con mostacho, pero la realidad es que, como muchas grandes ideas, la acción Movember nació en un bar mientras se disfrutaba de una cerveza.

 

Inspirados por la madre de un amigo que estaba recaudando fondos para el cáncer de mama, Garone y Slattery pensaron que al mismo tiempo que intentaban traer de vuelta un elemento que había estado presente en la cara de los hombres durante siglos podían concienciar sobre la salud masculina y especialmente sobre el cáncer de próstata.

 

La idea era sencilla, se trataba de convencer a hombres para que se dejasen crecer el bigote durante el mes de noviembre y que sus familiares y amigos los animasen aportando donativos para campañas de salud. Partiendo únicamente de un correo electrónico con la pregunta «¿Eres lo suficientemente hombre para ser mi hombre?», ese 2003 consiguieron que 30 varones aceptaran el desafío.

 

En estas casi dos décadas Movember no ha dejado de crecer, con cientos de miles de hombres en todo el mundo participando en cada edición de una campaña que ha ampliado sus campos de actuación al cáncer de testículos, a la salud mental y a la prevención del suicidio. Los millones de dólares recaudados se han destinado a proyectos y programas de investigación, convirtiendo a Movember en uno de los mayores contribuyentes mundiales en el campo de las enfermedades masculinas.

 

Las cerveceras no han estado al margen de estas campañas y a lo largo de los años han decorado sus etiquetas con alguno de los mostachos que propone Movember para concienciar a los consumidores, han recaudado fondos con promociones específicas o han convencido a su personal masculino para que renuncie al afeitado durante un mes y busque patrocinadores.

 

La organización dispone de prácticos manuales que aconsejan el tipo de bigote que dejarse según la forma de la cara, el cuidado necesario para conservarlo y como deshacerse de él una vez ha pasado el mes obligatorio. Recuerda, solo es un mes y gracias al doctor Robin Dover, sabemos que el desperdicio de cerveza es mínimo.