Estados Unidos busca incentivar la vacunación a través de distintas medidas que acerquen a los ciudadanos más reacios a su dosis anti Covid. El presidente Biden se ha propuesto multiplicar las políticas que recompensan la vacunación para así conseguir la ansiada vuelta a la normalidad. Las vacunas han disminuido el número de nuevos casos y de fallecidos –las cifras son las más bajas desde el comienzo de la pandemia– y arrojan la esperanza de disfrutar de un verano con cierto grado de normalidad, con reuniones sociales y diversión sin temor a los contagios.
Si bien más del 62% de la población estadounidense había recibido en junio, al menos, la primera dosis y casi 134 millones su pauta completa, el ritmo de personas que accede a la protección que brindan las vacunas se ha reducido en las últimas semanas: de un pico de casi dos millones diarios a comienzos de abril, la media actual es de 555.000 por día y dista de las 800.000 diarias que se habían conseguido mediante incentivos previos como ofrecer boletos para sorteos tras el respectivo pinchazo.
Con la nueva campaña y al frente de este tour bautizado “We Can Do This” que promueve la inmunización –y en el que también participará la primera dama Jill Biden– se sitúa la vicepresidenta Kamala Harris que viajará fundamentalmente por los estados del sur, donde se encuentran los niveles más bajos de vacunación del Estado. Más de un millar de eventos se están organizando a fin de lograr el efecto llamada, así como el uso de mensajes telefónicos o la campaña de puerta a puerta y se ha generado una sana rivalidad entre ciudades para determinar quién tiene mejor ratio de inmunizados en su territorio. Igualmente se ha ampliado el horario nocturno de las farmacias para facilitar el acceso a la cura y las dosis han llegado a lugares tan diversos como salones de belleza.
La industria cervecera no ha querido quedar al margen. Siguiendo el ejemplo de Samuel Adams de Boston que regaló cerveza a 10.000 personas, el gigante Anheuser-Busch se ha comprometido a pagar un ronda de cerveza si antes del 4 de julio se alcanza el objetivo presidencial: que el 70% de los adultos estadounidenses hayan recibido al menos una dosis de la vacuna.
Frente a lo que ocurre en el resto del globo, EEUU dispone de excedente de dosis y compartirá más de 80 millones de ellas con las naciones más necesitadas.
