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Con 170.000 asociados, el calificativo de “The most successful consumer campaign in Europe” (La asociación de consumidores más exitosa de Europa) hace bastante justicia a lo que ha representado CAMRA para el mundo de la cerveza en estos cincuenta años.

 

La Campaign For Real Ale nació en los momentos más oscuros de la cerveza tradicional británica, la Real Ale. Años en los que a causa de la concentración del sector, un puñado de gigantes nacionales dedicados prácticamente en exclusiva a la producción de Lagers, desplazaba a las cervecerías locales de los pubs, una situación que estaba llevando a muchas de ellas al cierre.

El marzo de 1971, durante un viaje por Irlanda, Michael Hardman, Graham Lees, Jim Makin y Bill Mellor entraron en un pub para tomar una pintas y en ese momento fueron conscientes por primera vez de la poca oferta que existía. En ese local, el  Kruger’s Bar de Dunquin, en el condado de Kerry, se establecieron las bases fundacionales de la Campaign for the Revitalisation of Ale, denominación que sería cambiada un año  más tarde por la actual de Campaign for Real Ale (CAMRA).

La experiencia en el sector de la prensa de parte de los fundadores fue vital a la hora de estructurar la asociación y organizar las primeras campañas de captación de socios, algo en lo que desde sus inicios -junto a la eficacia administrativa- sobresalió. Los contactos en periódicos y revistas también fueron muy valiosos a la hora de informar de la aparición de CAMRA así como de las acciones que ponían en marcha para concienciar al gran público sobre la dramática situación que estaba viviendo la cerveza tradicional, los pubs y las fábricas locales, sus tres ejes de actuación.

 

Con varios millares de asociados muy activos, CAMRA se convirtió muy pronto en un poderoso agente de presión a políticos y gobernantes. En la década de 1980 consiguió que los pubs vinculados a los grandes fabricantes tuviesen más libertad a la hora de elegir sus cervezas. De esta campaña nacieron en 1989 las leyes denominadas “Beer Orders,” mediante las cuales se limitaba el número de pubs que podían ser propiedad de un grupo cervecero y se obligaba a servir en ellos una “Ale invitada” de otra fábrica. Aún así, la mayor repercusión mediática siempre la ha obtenido en su lucha contra el cierre o el traslado de fábricas y pubs. Estas acciones han ido desde manifestaciones al boicot de productos, pasando por la cancelación de acuerdos publicitarios en sus publicaciones o el veto en los multitudinarios festivales que organiza la campaña. Y es que si algo define a CAMRA entre el gran público son sus festivales.

Aunque el Great British Beer Festival es el acontecimiento más importante, seguido por su Festival de Invierno y la Junta General de Socios, en los últimos 50 años se han organizado cada fin de semana eventos cerveceros por todo el Reino Unido. Además de servir para recaudar fondos, conseguir nuevos socios o premiar a las mejores cervezas de cada región, en estos festivales se promociona la Real Ale y se apoya a los productores locales. La cancelación de todas las reuniones desde marzo de 2020 se suma a la extensa lista de daños colaterales causados por la actual pandemia.

 

Los fundadores de CAMRA sabían perfectamente que cervezas y pubs iban de la misma mano en Gran Bretaña, por eso, apenas tres años después de su nacimiento, comenzó a publicarse la Good Beer Guide, un extenso volumen anual en el que se recogen y comentan los pubs que sirven la mejor Real Ale del Reino Unido. Además, la guide incluye información sobre cervezas y fábricas.

La Good Beer Guide en versión papel y digital

La Good Beer Guide 2021

Por supuesto, las actividades de CAMRA no han estado exentas de críticas. Inicialmente fueron los grandes cerveceros los que protestaron por lo que consideraban unas restricciones al libre mercado, pero en los últimos años han sido los cerveceros craft los que se han mostrado disconformes con la política conservadora de una asociación que los dejaba fuera. Hasta hace muy poco en los festivales de CAMRA solo se veía cask ale servida por gravedad o mediante bombeo a mano, pero desde hace un tiempo envases “menos tradicionales” comienzan a ser admitidos. Este cambio, además de reducir la media de edad de los miembros de la campaña, ha planteado un serio debate sobre el futuro de una asociación que a lo largo de cinco décadas ha contribuido como pocos a la riqueza y diversidad del mundo de la cerveza.