El pasado 31 de mayo cumplía 90 años el actor Clint Eastwood y lo celebró con su bebida favorita. Como reveló su hijo, el también actor Scott Eastwood, a su padre no le gustaban demasiado los cumpleaños, pero eso no iba a impedir que lo celebrasen de alguna forma; la fiesta se limitó a compartir unas cervezas.
La carrera de Clint Eastwood despegó gracias a interpretaciones de pistoleros sin nombre en spaghetti westerns, en los que se bebía mucho whisky; pero en los descansos de esos caóticos rodajes en Almería, Eastwood aprovechaba para relajarse con una cerveza. No son pocas las imágenes que dan fe de esa etapa con Sergio Leone, pero probablemente el documento gráfico relacionado con la cerveza más conocido sea una fotografía del actor soplando la espuma de una jarra de metal. La instantánea fue tomada en Manchester por Tom Lyons el 12 de junio de 1967. A Eastwood le gustaba especialmente una marca de cerveza local, pero prefería que se la sirviesen con poca espuma. «Me encanta la cerveza, pero la espuma me sube por la nariz», dijo.
La Pale Rider
En la gran pantalla, sus fotogramas con jarras, botellas o latas de cerveza son numerosos. Muchos recordarán las latas de Olympia en Un botín de 500.000 dólares (1974), las de Pabst en el porche de Gran Torino (2008), los momentos de barra de bar con su compañero simio en Duro de pelar (1978) y su secuela, La Gran Pelea (1980), pero sobre todo su irreproducible mención a la cerveza en El Sargento de Hierro (1986): “Soy el sargento de artillería Highway. He bebido más cerveza, he meado más sangre, he echado más polvos y he chafado más huevos que todos vosotros juntos, capullos».
A lo largo de los años, diferentes cervezas se han inspirado en los trabajos de Eastwood. La primera fue la Pale Rider, una Ale que se comenzó a servir en The Hog’s Breath Inn, un restaurante propiedad del actor situado en Camel, localidad californiana de la que “el jinete pálido” fue alcalde.