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La industria cervecera sigue dando pasos importante para ser más sostenible, poner su grano de arena en la lucha contra el cambio climático y lograr el objetivo final de ser neutra en carbono. En este campo destacan los trabajos con microalgas, que se han revelado como uno de los sistemas biológicos más productivos para generar biomasa y, sobre todo, capturar carbono.

 

La última apuesta por esta tecnología llega de Australia, donde los cerveceros han comenzado a instalar «biorreactores» llenos de billones de diminutos organismos.

 

La capacidad de las microalgas para transportar bicarbonato a las células las hace muy adecuadas para capturar carbono, alcanzando capturas de hasta un 90% en tanques abiertos. Además, la escala de las instalaciones de producción de microalgas necesarias para capturar las emisiones de CO2 de las cervecerías es muy manejable.

 

Convencidas de las ventajas de esta tecnología, la cervecería Young Henrys se asoció con la Universidad Tecnologíca de Sydney, para instalar dos biorreactores de 400 litros. En ellos, las algas absorben el carbono y lo transforman en oxígeno. Según los responsables de la cervecera, cada biorreactor produce tanto oxígeno como dos hectáreas de masa forestal. Hay que tener en cuenta que, según los expertos, solo el CO2 emitido durante la fermentación de la cerveza de un pack de seis botellas puede tardar hasta dos días en ser absorbido por un árbol

 

«Podríamos derribar todas nuestras instalaciones y plantar árboles, pero pasarían años antes de que fuesen tan eficaces capturando carbono y creando oxígeno como son estos biorreactores», comentaron desde Young Henrys.

 

Al igual que la Unión Europea, Australia —uno de los principales productores de carbón y gas del mundo– ha adoptado un objetivo de cero emisiones netas de carbono para 2050.