La historia de Other Half Brewing es parecida a la de muchas otras cerveceras artesanales estadounidenses de segunda generación. El interés de Sam Richardson en la cerveza lo llevó a formarse profesionalmente. En su caso fue un Programa de Ciencias de la Fermentación en la universidad de su estado, la Universidad de Oregón. Buscando una salida profesional, Richardson se trasladó a Brooklyn y comenzó a trabajar en Greenpoint Beerworks, donde conoció a Matt Monahan, y a Andrew Burnman. El paso siguiente fue emprender su propio negocio y juntos fundaron Other Half en 2014 en el mismo barrio neoyorquino marcándose como objetivo «crear la cerveza que querían beber de una empresa de la que querían ser parte».
Other Half cimentó su reputación gracias a unas IPAs modernas que atrajeron la atención de una nueva generación de consumidores. Cuando llegó la New England IPA fue una de las primeras cerveceras en apostar por el estilo obteniendo reconocimiento en forma de premios y sobre todo atención mediática. Casi todos los medios de la gran manzana se hicieron eco de las largas colas que se formaban delante de la fábrica de Carroll Gardens esperando cada nuevo lote que lanzaba Richardson. Ya saben, es la historia de “gente atrae gente” que tan buenos resultados les ha dado a otras cerveceras en todo el mundo.
Apoyándose en ese interés, en una buena imagen y en unas recetas indiscutiblemente bien construidas, Other Half no ha parado de crecer desde entonces, abriendo sedes en Washington DC, Filadelfia, Finger Lakes y Buffalo. No obstante, ninguna de ellas ha despertado tanta expectación como la próxima apertura en Chicago.
Siempre atentos a las nuevas tendencias, en Other Half tenían claro que su siguiente inversión en hostelería no podía limitarse a un nuevo bar o taproom al uso, por eso, cuando surgió la oportunidad de entrar en un edificio histórico protegido, no desaprovecharon la ocasión.
EL ORIGEN DEL TEATRO RAMOVA
El Teatro Ramova abrió sus puertas en 1929 en el número 3520 de South Halsted Street, en el barrio obrero de Bridgeport. Fue construido por el emigrante lituano Jokūbas Maskoliūnas como local hermano del Music Box Theatre de Lakeview y su interior —diseñado por el arquitecto Myer O. Nathan en el estilo “atmosférico” típico de la década de 1920— destaca por un auditorio ricamente ornamentado con detalles neoclásicos inspirado en los patios españoles. En el techo de color azul oscuro intenso las estrellas brillaban antes de la proyección de cada película. Su capacidad para 1.300 personas sentadas, lo convirtió en el mayor del barrio, viviendo momentos de esplendor hasta que entró en un irreversible declive que terminó con su cierre en 1985.
Afortunadamente, los planes de demolición de 2005 no fueron adelante gracias a la campaña puesta en marcha por el vecindario que fructificaría en 2021 con su inclusión en l Registro Nacional de Lugares Históricos y la posterior compra por parte de Quincy Jones, Jennifer Hudson y Chance the Rapper.
Casi cuatro décadas después de su cierre, Ramova está a punto de reabrir esta Navidad. Se ha remodelado completamente el interior, los exteriores y las zonas adyacentes, conservándose su antigua marquesina y el icónico cartel luminoso. Los asistentes a la fiesta de Nochevieja se encontrarán con una gran área para música en vivo, una zona multiusos en el primer piso, y varios locales de hostelería como el restaurante Ramova Grill y la Ramova Brewery. El Ramova Grill que cerró en 2012 después de 82 años está dirigido en su nueva etapa por los restauradores locales de Bridgeport, Kevin Hickey y Brandon Phillips, que recuperarán su famoso chili al estilo del Medio Oeste.
Por su parte, la Ramova Brewery, que reemplaza un gimnasio del segundo y cuenta con una gran terraza, dispondrá de alrededor de 80 grifos de cervezas creadas por Other Half, una veintena de las cuales serán elaboradas en el lugar.
OTHER HALF, RAMOVA Y SU FORMA DE UNIR CINE Y CERVEZA
La entrada de Other Half en el Ramova es fruto de la relación desde hace más de una década con uno de los promotores del proyecto, Tyler Nevius, que vivía en Nueva York cuando la cervecería dio sus primeros pasos y entabló amistad con los fundadores al enamorarse de sus India Pale Ales.
«Cuando empezamos en Nueva York, uno de nuestros grandes objetivos era llevar la IPA a la costa este. No había muchas en ese momento, y esa ha sido nuestra vocación todo el tiempo. Hacemos muchos estilos de cerveza diferentes, pero creo que la expectativa es que tengamos IPAs, pero en un lugar como este, también elaboraremos Lagers», comentó Sam Richardson, que manifestó su voluntad de mantener una relación de cooperación con los cerveceros locales.
El Ramova no es el primer local de Estados Unidos en el que cine y cerveza se unen. En 2020, después de casi medio siglo entreteniendo a los lugareños con sus proyecciones, una sala de cine de Aberdeen, Nueva Jersey, que había cerrado meses antes de la pandemia, encontró su segunda sesión como fábrica de cerveza. Alternate Ending Beer abrió por esas fechas su brewpub en lo que había sido el Matawan Twin Cinema, un cine fundado en 1971.
Mucho antes, en junio de 2011, abrió en Round Rock, Texas, la Flix Brewhouse. Ahora rebautizada como America’s Cinema Brewery, presume de ser el primer cine del mundo pensado para amantes de la cerveza. El teatro alberga una microcervecería, seis salas de última generación con asientos tipo estadio y mesas deslizantes que permiten acompañar las cervezas con algunas especialidades del lugar mientras se disfruta del último estreno de Hollywood.
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