Otro año en el que la Oktoberfest muniquesa ha atraído a visitantes de todas las partes del globo dispuestos a disfrutar una de las experiencias cerveceras más conocidas y de mayor repercusión entre los aficionados.
Celebrada entre el sábado 20 de septiembre y el domingo de 5 de octubre, esta quincena ha demostrado que el evento, que alcanzaba en este 2025 su 190 edición sigue siendo una cita ineludible; aunque no haya rebasado su récord de hace dos años, cuando se registró la cifra de 7,2 millones de personas y se consumieron 7,4 millones de litros de cerveza.
Puede que la inestabilidad climática haya tenido bastante que ver en eso -de un calor récord al principio de la fiesta al mal tiempo posterior, lo que derivó en un menor nivel de asistencia- así como graves incidentes -una amenaza de bomba- que determinaron el cierre inmediato y temporal de la Theresienwiese, el recinto donde se celebra la misma.
Múnich resiste el bache climático en la Oktoberfest 2025 con 6,5 millones de visitantes
Así, respecto al año 2024, que registró 6,7 millones de visitantes y 7 millones de litros vendidos, la presente ocasión cerró este octubre con una afluencia de 6,5 millones de visitantes y un consumo equivalente, también de 6,5 millones de litros de cerveza, según ha informado el ayuntamiento de la ciudad; datos que el consistorio ha maquillado por los motivos apuntados.
No obstante, probablemente muchos de los que estuvieron en el recinto no salieron con esa sensación al producirse puntualmente, como cada año, las consabidas aglomeraciones. La Oktoberfest comenzó con un récord de 30,7 grados, la temperatura más alta registrada en la historia del evento, pero tras esos primeros días agobiantes, el otoño hizo acto de presencia.
El helado del primer fin de semana fue sustituido por almendras tostadas y las carpas y las atracciones cubiertas pasaron a ser el lugar perfecto donde guarecerse. Aunque la celebración fue visitada en su mayoría por muniqueses y por residentes de los alrededores de la capital bávara, también los extranjeros hicieron acto de presencia.
Las nacionalidades más frecuentes fueron la estadounidense y las de otros integrantes del viejo continente -las cercanas Austria o Italia, al igual que Suecia, Polonia, Reino Unido, Francia o España- pero también las llegadas de destinos más exóticos como la India.
Gente de todas las edades disfrutaron de la celebración, si bien, como resulta lógico, la presencia de los llegados de otros países despuntaba el fin de semana: el sábado central alrededor del 30% eran extranjeros, frente a una media del 21% el resto de las jornadas.
En días laborables, la asistencia media se situó en una horquilla de entre 200.000 y 250.000 personas siendo los días de mayor éxito los tres sábados, con mención especial al del 27.
Cerveza sin alcohol y nueva gastronomía en las carpas
Si bien ha disminuido en cómputo global la cerveza vendida, dentro de los 6,5 millones de litros consumidos la gran beneficiada, respecto a citas previas, ha sido la cerveza sin alcohol.
Se ha vendido más de esta opción. Un aumento en su consumo que oscila, según la carpa, entre un 6% y un 10% y un incremento en cifras totales del 3% de bebidas no alcohólicas en general. Una muestra de que las dinámicas de consumo global y la tendencia de la generación Z a la moderación también están llegando a los festejos más arraigados.
Si se analizan otros porcentajes, resultan datos curiosos como el hecho de que sí ha aumentado respecto a la edición pasada entre 5 y 6 puntos el consumo de comida -con la excepción del pollo- entre los asistentes.
La gastronomía propia de la región de Baviera cuenta con platos reconocibles como su salchicha blanca (Weisswurst), los knödel -bolas de patata cocida- o recetas en las que el cerdo es el absoluto protagonista y que combinan de manera perfecta con las icónicas mass llenas de cerveza. Estas especialidades bávaras clásicas siguen siendo parte esencial del festival, pero, haciendo buena la máxima de renovarse o morir, existen ya a disposición del público amplias alternativas vegetarianas y veganas.
De la misma forma hay hueco para la comida ecológica. Entre estos menús triunfan los champiñones a la crema - Rahmschwammerl - o los fideos con queso - Kässpatzen - elaborados con un tipo de pasta muy popular en Alemania. En todo caso, el sempiterno chucrut siempre será una opción para aquellos que no ingieren carne.
Los puestos callejeros, por su parte, siguieron vendiendo los bocadillos hechos con el pan típico- semmel - y rellenos de leberkäse, un fiambre típico bávaro - Leberkässemmel -, de filete de pescado empanado -el Fischsemmel - o de la clásica salchicha bratwurst- el Bratwurstsemmel.
Desde el punto de vista ecológico, se ha mantenido el consumo de energía durante la celebración - 2,8 millones de kilovatios hora - y toda ella proveniente de fuentes renovables. Como buena noticia, se ha reducido la cantidad de residuos generados, pues se ha pasado de las 872 toneladas de 2024 a las presentes 764 toneladas.
También se ha ahorrado gas- un 7,3 %- y agua -un 0,4% menos que en el evento anterior- ascendiendo a 144.500 metros cúbicos y a 81.000 metros cúbicos, respectivamente, los consumos entre el 20 de septiembre y el 5 de octubre.
En una industria como la cervecera cada vez más concienciada con el ahorro energético, los consumos eficientes y el reaprovechamiento de ingredientes resulta satisfactorio comprobar que el esfuerzo no solo se queda en los centros de producción y se extiende al día a día del consumidor final en las muy diversas formas en las que interactúa con el sector.
Más de 100.000 jarras de litro de cerveza recuperadas de mochilas y abrigos
Como suele ser habitual en eventos de estas dimensiones, objetos perdidos fue uno de los puntos neurálgicos en los que se depositaron desde documentos de identidad -600- o carteras -800- hasta prendas de vestir, bolsos, paraguas, relojes, gafas y sombreros.
Los números muestran que este 2025 la gente parecía estar más despistada pues hasta 4.500 objetos recalaron allí. La asistencia médica también intervino más, creciendo en un 28% el número de llamadas.
También hubo más amigos de lo ajeno, ya que se recuperaron unas 116.000 famosas jarras de un litro que muchos intentaron llevarse a modo de recuerdo. En 2024 unos tampoco nada desdeñables 98.000 pretendieron tal sustracción. En todo caso, cualquiera que quiera un recuerdo legítimo puede siempre optar por los tradicionales imanes o pins mucho menos voluminosos.
Como cada edición, el desfile de trajes típicos siempre es uno de los momentos más esperados y este año tampoco defraudó. Sin duda, el momento más crítico en esta ocasión fue la amenaza de bomba no específica, consecuencia del incidente que se produjo la madrugada del 1 de octubre en un barrio de la ciudad.
En Lerchenau, el incendio y explosiones provenientes de una casa alertaron a los vecinos. Allí se personaron los bomberos, encontrando trampas explosivas en el interior de la vivienda afectada por el fuego y a dos mujeres heridas, madre e hija del sospechoso de causar las lesiones y de provocar el fuego.
Ellas sobrevivieron, él huyo y se suicidó en un lago cercano. Portaba una mochila con un explosivo que fue desactivado por la policía. Tal dramático incidente tuvo secuelas cuando se encontró en el buzón de un vecino una carta escrita por el suicida con una amenaza de bomba "no específica" dirigida a la Oktoberfest.
Afortunadamente resultó ser una falsa alarma, pero las tareas de comprobación implicaron que aquella mañana del primero de octubre no se pudiese acceder al lugar.
A su reapertura a las 17:30 unas 150.000 personas acudieron como si nada hubiese ocurrido, aunque, frente a la media diaria, existe ese día un déficit de 50.000 a 100.000 personas. Un bache en la asistencia que resulta justificable pues la medida adoptada por el alcalde de Múnich buscaba garantizar la seguridad.
En términos generales, la mayoría de los vendedores y los organizadores se mostraron satisfechos con el resultado de esta 190 edición, probando que aún queda Oktoberfest para largo. La Oktoberfest de este año nos ha recordado que, aunque las cifras de asistencia fluctúen, la pasión por una buena jarra y el respeto por la tradición cervecera siguen más vivos que nunca.
Ya sea que brindes con una Festbier clásica o te sumes a la tendencia de las 'sin', lo importante es entender la historia que hay detrás de cada trago.
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¡Salud y hasta el próximo post!