La velada que recuerda al poeta más querido de Escocia se celebra tanto el 25 de enero como el 21 de julio, pero siempre con cerveza y platos tradicionales escoceses.
En 1998, entre las medidas aprobadas por el recién estrenado Parlamento Escocés, estuvo la elección de un himno que sustituyese al muy británico God Save the King. Entre los candidatos no faltó Scots Wha Hae, la canción inspirada en el discurso que el rey Robert the Bruce pronunció en 1314, en Bannockburn, justo antes de la batalla gracias a la cual Escocia consiguió su independencia.
¿QUIÉN FUE ROBERT BURNS?
El autor de Scots Wha Hae fue el poeta Robert Burns, un personaje que probablemente no sea tan importante en la historia de Escocia como el mencionado Robert the Bruce o William Wallace —el famoso Braveheart interpretado por Mel Gibson en la superproducción de Hollywood— pero con casi total seguridad es mucho más querido. Burns es muy posterior a ambos –la canción está fechada en 1793– y el aprecio de sus compatriotas surge por haber puesto voz a los sentimientos de Escocia en una de sus épocas más grises.
Hijo mayor de una familia de campesinos, el muchacho pronto demostró tener capacidad para las letras, algo de lo que fueron conscientes sus padres, quienes pese a lo limitado de sus recursos se esforzaron para que tuviese educación y acceso a los libros. Aún así, los trabajos en la granja eran necesarios para salir adelante en la Escocia rural, tareas que —según la mayoría de sus biógrafos— no proporcionaban demasiado placer al joven Burns, más interesado en la poesía, la naturaleza, las mujeres y la cerveza.
La vida de Burns no fue larga, pero sí muy intensa. Una fiebre reumática, al parecer contraída después de quedarse dormido al borde de un camino bajo una lluvia torrencial tras una jornada de excesos, lo llevó a la tumba el 21 de julio de 1796. Tenía solo 37 años y dejaba 13 hijos entre legítimos e ilegítimos –el último de los conocidos nació durante su funeral—; más de medio millar de poemas y canciones y muchísimos seguidores que siguen recordándolo cada Burns supper, la noche de Burns.
¿Cómo surgió la noche de Burns? De una cena de amigos a fiesta nacional
La actual tendencia de establecer una fecha en el calendario para conmemorar toda clase de eventos choca con la idiosincrasia escocesa y la forma de ser de Burns durante su vida y el carácter escocés. En las últimas décadas algunos han optado por conmemorar la figura del poeta el 25 de enero –día de su nacimiento—; otros optan por celebrarlo en forma de funeral el 21 o 25 de julio —la fecha de su muerte y su posterior entierro— y los más animados creen que al bardo de Alloway no le gustaría que lo encasillasen y aprovechan la disponibilidad de un barril de cerveza y unas botellas de whisky para organizar una noche de Burns.
Ni siquiera sus más fieles amigos, casi todos compañeros en sus recorridos por las tabernas, lo hicieron de forma organizada. Parece que la nostalgia por el compadre perdido no fue inmediata y tuvieron que pasar cinco años hasta que sus allegados consiguieron liberar su agenda.
Lo hicieron en la casa familiar de Burns en Alloway; un edificio de planta baja y cuatro habitaciones, construido por su padre, en el que vivieron hasta que Robert tuvo siete años y que ahora es un monumento nacional. Contrariamente a lo que se dice, la fecha elegida por sus nueve amigos más fieles no fue la de su cumpleaños, sino la de su fallecimiento.
La cena de ese 21 de julio de 1801 estuvo presidida por el reverendo Hamilton Paul, que tomó notas de la ocasión, estableciendo el ritual que comienza con un brindis a la memoria de Burns acompañado de una selección de sus poemas y canciones. Con el fin de acomodar el estómago para el resto de la noche —en la que se sucederían muchas más canciones, mucha más cerveza y mucho más whisky— los comensales dieron cuenta de dos contundentes platos escoceses: haggis (una mezcla de casquería de cordero y oveja con avena, hierbas y hortalizas tradicionalmente embutido en el estómago de un animal) y cabeza de oveja asada.
El evento debió ser tan memorable que solo un año después ya surgieron imitadores en Paisley y Greenock, localidades cercanas a Glasgow en las que se habían formado los primeros Burns Clubs. Según el Dr. Clark McGinn, uno de los mayores especialistas en la vida de Burns y en la Burns supper, «algunos de estos clubs eran formales, con estatutos, cuotas de membresía y una cadena de cargos presidenciales, mientras que otros podían ser tan informales como los clientes habituales de un pub», pero a todos les movía la pasión por el escritor y gusto por las canciones, la mesa, la cerveza y los destilados. Curiosamente, en algunos lugares la noche de Burns se celebró el 29 de enero porque era cuando se creía que había fallecido el autor.
¿CÓMO SE CELEBRA LA NOCHE DE BURNS?
Los Burns Clubs no fueron una moda pasajera y su repercusión fue tan grande que asociaciones de carácter profesional (cerveceros y destiladores, por ejemplo), congregaciones francmasonas e instituciones oficiales como la Saint Andrew’s Society, integraron el acto principal en sus celebraciones, dotándolo de la ceremoniosidad que sigue respetándose en los lugares más selectos de Edimburgo y Glasgow.
La forma habitual de empezar la velada es recitando la Selkirk Grace, una bendición de la mesa que se dice fue pronunciada por Burns durante una cena con por el conde de Selkirk en el priorato de St Mary’s Isle, en Kirkcudbright, al suroeste de Escocia. La Selkirk Grace agradece disponer de carne en la mesa, lo que en la Burns supper se traduce en el mencionado haggis servido en la mejor vajilla de la casa (la cabeza de oveja no luce demasiado) acompañado de puré de nabos. El embutido será perforado ceremoniosamente por el anfitrión con un cuchillo de plata mientras recita el Address to a Haggis y algún discurso al que seguirán numerosos brindis y más poemas.
No obstante, sería la diáspora escocesa en Norteamérica la que, al igual que sucedió con el St Patrick’s Day irlandés, lo globalizaría y lo llevaría de vuelta con más fuerza a las Islas. La añoranza de la tierra que se deja atrás es algo que cualquier nación de emigrantes conoce. Algunas la sobrellevan con melancolía, otras con celebraciones, música, poesía y cerveza, pero recordad, tanto si la celebráis el 21 de julio o el 25 de enero, hacedlo con moderación.
Si quieres saber más sobre anécdotas y tradiciones cerveceras, echa un vistazo a nuestra sección de Historia en nuestro blog, ¡te encantará!