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Muere Jack McAuliffe, el visionario que cambió la historia de la craft beer en EE. UU

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Probablemente, muchos de los que asistieron a los conciertos de la última gira de AC/DC sepan que antes de Brian Johnson la banda australiana tuvo como vocalista a Bon Scott, pero seguramente pocos conocen que antes de Johnson y Scott estuvo un tal Dave Evans. La lista de miembros olvidados del que está considerado el grupo más importante e influyente de la historia de la música es lo suficientemente larga como para que incluso se haya acuñado el término «el quinto Beatle».

En el cine, la literatura e incluso el cómic hay sobrados ejemplos de esta clase de fenómeno ---salvo que seas un fanático de las viñetas pensarás que todos los superhéroes de Marvel fueron creados por Stan Lee---. Por supuesto, la cerveza tampoco anda escasa de nombres injustamente olvidados. Este olvido responde generalmente al paso del tiempo o a que el protagonista de la omisión no alcanzó el éxito que acompañó a otros colegas.

Ese probablemente habría sido el caso de John Robert "Jack" McAuliffe, fallecido el pasado 15 de julio a los ochenta años, si algunos de los cerveceros más importantes de la escena artesanal estadounidense no se hubiesen implicado directamente en el reconocimiento de su figura. Para actores clave como Ken Grossman (Sierra Nevada) o Jim Koch (Boston Beer Company/Samuel Adams), McAuliffe no fue únicamente un cervecero; fue un visionario.

En un momento en el que la industria cervecera de Estados Unidos estaba dominada por grandes fabricantes de Lagers ---algunos de ellos buscando únicamente producir al menor precio posible---, McAuliffe se atrevió a soñar con otro tipo de opciones. Inspirándose en las cervezas europeas que había probado años atrás, con ingenio, pasión y perseverancia, sembró la semilla de lo que ya se conoce como "la revolución de la cerveza artesanal estadounidense".

Los primeros pasos cerveceros de Jack McAuliffe

La fecha de nacimiento de Jack McAuliffe podría resultar algo premonitoria. El 11 de mayo de 1945 se rindió el destacamento alemán que controlaba la ciudad portuaria de Saint-Nazaire, finalizando de forma efectiva la Segunda Guerra Mundial en Europa. Jack nació en Caracas, pero poco después, la familia regresó a Estados Unidos.

  • Tras cursar un año universitario en Michigan, decidió alistarse en la Marina, donde inició un capítulo decisivo en su vida.
  • Durante su servicio, trabajó como técnico en mantenimiento de submarinos nucleares Polaris a bordo del USS Simon Lake, en Dunoon, Escocia.

Fue en esas tierras británicas donde Jack descubrió un mundo cervecero completamente distinto al que conocía. Aunque la escena de las islas ya comenzaba a ser víctima de la concentración, las Ales y Porters que pudo probar en los pubs despertaron en él una fascinación que marcaría su destino.

  • Dando muestras de la pasión que regiría su vida, no se conformó con beberlas: quiso profundizar en ellas y replicarlas.
  • Buscó los pocos manuales de elaboración que existían con el objetivo de mejorar los resultados de los kits de homebrewing que compraba en las farmacias Boots.

Aquellas primeras cervezas, que compartía con sus compañeros marineros y amigos escoceses, lo convirtieron en un cervecero autodidacta y apasionado. A mediados de los años setenta, tras dejar la Marina, McAuliffe volvió a Estados Unidos y se instaló en la localidad californiana de Sonoma, donde puso en práctica lo aprendido en la Marina y en Europa.

El primer microcervecero de Estados Unidos

En Sonoma, mientras trabajaba en la construcción y perfeccionaba sus técnicas de homebrewer, la idea de fundar una pequeña cervecería independiente comenzó a madurar en su cabeza. Fue a finales de 1976, con los pocos miles de dólares que había conseguido ahorrar y con el apoyo de Suzy Stern y Jane Zimmerman, cuando New Albion Brewing Company dio sus primeros pasos. Lo hacía en un momento complicado.

En el país las cicatrices económicas y anímicas de la Guerra de Vietnam eran muy visibles; debía convivir con la incertidumbre de si en un mercado dominado por nombres históricos habría espacio para un proyecto de su clase; además se enfrentaba a la dificultad de encontrar equipos y suministros a pequeña escala.

La falta de proveedores de calderas y tanques de fermentación de una dimensión reducida la venció con imaginación y conocimientos técnicos. Jack diseñó y fabricó su propia planta cervecera con piezas rescatadas de granjas lecheras y fábricas de refrescos. Su ingenio era tal que llegó a construir un sistema de tres niveles por gravedad, algo insólito en aquella época y que años más tarde sería imitado por la primera generación de craft brewers.

El impacto de New Albion en la revolución cervecera

Desde su modesto local en Sonoma, McAuliffe presentó a los americanos las primeras Pale Ales, Porters y Stouts modernas. La prensa nacional se hizo eco del fenómeno: The New York Times, The Washington Post y revistas gastronómicas hablaron de esta pequeña cervecería que desafiaba el status quo de Coors, Miller o Anheuser-Busch con cervezas llenas de carácter.

  • Esa atención mediática no fue suficiente.
  • En su mejor momento, New Albion llegó a producir unos 50.000 litros de cerveza anuales, cifra insuficiente para lograr el equilibrio financiero.
  • En 1982, apenas cinco años después de haber comenzado la aventura, la fábrica cerraba sus puertas.

Hasta aquí podríamos estar ante una historia más de un pionero adelantado a su tiempo, pero el impacto del trabajo de Jack McAuliffe fue monumental en el sector en forma de inspiración.

  • Los anteriormente mencionados Ken Grossman y Jim Koch encontraron en New Albion la prueba de que era posible elaborar cerveza distinta en Estados Unidos.
  • En un documental, Grossman recordaba con admiración la visita a Sonoma, donde vio el equipo improvisado de Jack y se dijo: «Yo también puedo hacerlo».
  • Ese momento encendió la chispa que daría lugar a Sierra Nevada, hoy una de las cervecerías artesanales más grandes del mundo.

Tras el cierre de New Albion, McAuliffe se alejó del mundo cervecero. Trabajó como ingeniero, hizo aguardiente casero y llevó una vida tranquila, mientras la industria que él ayudó a crear vivía una explosión sin precedentes. Durante años, fue un nombre casi olvidado, hasta que quienes lo admiraban decidieron devolverle el lugar que merecía en la historia.

  • En 2010, Grossman lo invitó a Sierra Nevada para elaborar juntos una cerveza conmemorativa: Jack & Ken's Ale, un Barleywine de edición limitada que se agotó en pocas horas.
  • Para Jack, fue un regreso simbólico a la sala de cocción, tras décadas de ausencia.
  • Dos años después, Jim Koch revivió la New Albion Ale, elaborándola fiel a la receta original y destinando todas las ganancias a Jack, garantizándole una jubilación digna.
  • Además, la marca registrada volvió a manos de su familia.

Como complemento a esa "restitución", el Instituto Smithsonian le otorgó un papel principal dentro de su exposición permanente Brewing a Revolution.

Brindemos a la memoria Jack McAuliffe, el cervecero que nos enseñó que la verdadera grandeza no siempre se mide en hectolitros vendidos, sino en visión y pasión.

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