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¿Por qué los alemanes beben cada vez más cerveza sin alcohol?

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Si este verano has estado en Múnich y camino de la Marienplatz o de la hauptbahnhof has pasado por delante del antiguo jardín botánico próximo a la Karl-Stützel-Platz, quizá hayas visto un grupo de casetas de madera en las que se vendía cerveza. Hasta aquí nada sorprendente. La cerveza está presente en todas las esquinas de la capital bávara y los biergartens —un término bastante amplio para definir cualquier terraza recogida en la que se sirve cerveza— son muy frecuentes.

La peculiaridad de ‘Die Null‘ —o "cero" en español—, residía en que lo que allí se vendía no tenía alcohol.El proyecto, según explicó el ayuntamiento de Múnich, pretendía "revitalizar" una zona que en los últimos años se ha convertido en un lugar habitual de tráfico de drogas y pequeña delincuencia. Con un punto de partida bastante simplista, los funcionarios esperaban que ‘Die Null‘ atrajese a otro tipo de gente a la zona y permitiese al barrio recuperar el carácter popular de antaño.

 

Alemania reduce el consumo de cerveza pese al auge de la ‘sin’

 

No nos engañemos, si hubo reducción de criminalidad fue por la gran presencia policial, y pese a la música en directo y las actuaciones diversas, los quiosquillos no tuvieron demasiado éxito. La mayoría de los que allí se acercaban lo hacían por curiosidad y llevaban consigo la característica botella de medio litro de Augustiner Helles, todo un emblema cuando se trata de consumo informal de cerveza en Múnich. No obstante, la existencia de ‘Die Null‘ hubiese sido inimaginable solo una década atrás, pero hoy en día, hasta las tabernas más históricas de la ciudad se han visto obligadas a servir alguna alkoholfrei. 

Los datos de la Oficina Federal de Estadísticas alemana son claros. Muestran que los consumidores optan cada vez más por cervezas con bajo contenido en alcohol, o sin alcohol, e incluso prefieren alternativas a la cerveza después del trabajo o durante el fin de semana.

En 2023 se produjeron en Alemania 556 millones de litros de cerveza sin alcohol, lo que supuso unas ventas de unos 548 millones de euros. Hace diez años esa cifra era poco menos de 267 millones de litros. Ese mismo año, las cervecerías alemanas elaboraron alrededor de 7.200 millones de litros de cerveza con alcohol por un valor de unos 6.400 millones de euros. 

Parece una cantidad sorprendente, sin embargo, si la comparamos con el año anterior, veremos que además de arrojar una caída del 4,2%, acaba con el ligero optimismo que se vivió en 2022, cuando las ventas aumentaron un 2,7%, debido en gran medida a una recuperación de la demanda, tanto en el país como en toda la UE, tras el fin de las restricciones relacionadas con la pandemia. 

A la espera de cifras concretas de lo que haya podido contribuir la Eurocopa celebrada este verano —la época de mayor consumo en todo el continente—, sigue habiendo motivos para la preocupación. Desde hace una década en Alemania nadie cree en los milagros, ya que si analizamos las gráficas disponibles veremos que en estos diez años los volúmenes se han reducido en un 14% (en 2013 se alcanzaron los 8.400 millones de litros). 

Si la comparación se hace con datos de dos décadas atrás, cualquier duda de que estamos ante una tendencia a largo plazo se disipa. En 1993, las ventas eran un 25,3% superiores a las actuales.

 

Una cerveza diseñada para luchar contra los excesos

 

«Ya han pasado los tiempos en los que, hace veinte o treinta años, las cervezas sin alcohol las consumían sobre todo los conductores. Hoy en día, la cerveza sin alcohol ya no se percibe como un sustituto y los consumidores suelen apreciar también el bajo contenido calórico en comparación con la cerveza con alcohol», afirma Holger Eichele. El director general de la Deutscher Brauer-Bund, la Asociación Alemana de Cerveceros, cree que muy pronto una de cada diez cervezas elaboradas en Alemania será sin alcohol.

Las cervezas sin alcohol tienen una tradición bastante larga en el país. Según la asociación que preside Eichele, si dejamos de lado el radler —una mezcla de cerveza y limonada nacida en los años veinte en los alrededores de Múnich de la que en 2023 se vendieron 363 millones de litros—, la antigua República Democrática Alemana fue pionera en este “estilo”. La cervecería Engelhardt, situada en la idílica península de Stralau, en el barrio berlinés de Friedrichshain, desarrolló a principios de la década de 1970 la que está considerada la primera alkoholfrei de Alemania. Su padre fue Ulrich Wappler. 

 

El hombre detrás de la primera cerveza sin alcohol alemana

Nacido en Zwickau en 1936, Ulrich Wappler creció en Wernesgrün, una ciudad de Sajonia que al igual que Múnich o Bamberg, huele a malta. Allí hizo sus prácticas en la cervecería Günnel hasta que en 1950 se trasladó a Berlín. Primero trabajó en la cervecería Bürgerbräu y luego, en 1954, en la cervecería Engelhardt, donde elaboró ​​la mencionada cerveza sin alcohol. 

Resulta extraño que una cervecera de un país como la RDA, con una economía altamente planificada, se aventurase a lanzar un producto tan innovador como una cerveza sin alcohol. La explicación la encontramos, precisamente, en un problema con el exceso de consumo. Según los datos de la Deutscher Brauer-Bund, el consumo de alcohol entre los ciudadanos de la Alemania comunista había ido aumentado espectacularmente con el tiempo. En 1955 todavía era de 68,5 litros de cerveza per cápita, pero en 1982 ya alcanzaba los 147 litros.

La RDA también estaba considerada como el segundo “país aguardiente” más grande del mundo tras Polonia. Por lo tanto, en los años setenta, la federación sindical del país ordenó una prohibición estricta del alcohol en todos los sectores industriales. Incluso en las fábricas de cerveza dejaron de estar disponibles las bebidas que tradicionalmente podían consumir gratuitamente los trabajadores a lo largo de la jornada laboral. 

La situación debía ser tan parecida a la “locura del gin” que vivió Inglaterra en el siglo XVII que las autoridades de Berlín tuvieron que tomar cartas en el asunto y encargaron a Ulrich Wappler, que 1962 y 1969 había sido director de una cervecería experimental en el centro de la RDA, la tarea de buscar una alternativa al alcohol. Presentada en la Feria de Leipzig de 1972, en una hábil estrategia de lanzamiento que pretendía evitar el rechazo, la cerveza sin alcohol se denominó ‘AuBi’ (cerveza para conductores).  

El éxito de ‘AuBi’ fue similar al del biergarten “seco” de Múnich, pero gracias a ella, Wappler se convirtió en un consultor solicitado internacionalmente por cervecerías que querían desarrollar variedades sin alcohol y Alemania lideró la tecnología en este campo.

 

Esto es solo el principio. ¿Sabías que cada generación vive la cerveza de forma diferente?

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