Sabemos que tomarse una cerveza entre amigos en tu bar favorito no tiene igual. Pero vamos a darte unos consejos para esos momentos en los que te la tomas en tu casa. Con estas pautas, que tienen muchas similitudes con la gestión óptima de un local de hostelería, podrás disfrutar más de la cerveza en casa y no te llevarás sorpresas desagradables. ¡Apunta!
1. Compra fresco: busca aquellas tiendas o centros comerciales que tengan la cerveza almacenada en
lugares frescos o incluso en neveras. Si ves cerveza en un escaparate, ¡mala señal! Nunca sabrás dónde
van a terminar esas botellas. Además, ¡la luz y el calor son el mayor enemigo de nuestra bebida! También
debes fijarte en la fecha de consumo preferente, que debe ser lo más lejana posible de la fecha de compra.
2. Almacena bien: Todos tenemos una botella en el fondo de la nevera estropeándose y ocupando un
precioso espacio. Si has recorrido toda la ciudad para encontrar la cerveza que tanto te gusta, no la guardes
de cualquier manera. Colócala en un lugar fresco y seco; si son botellas con chapa, ¡siempre en vertical!;
y salvo que busques envejecer tus cervezas, revisa periódicamente las fechas de caducidad.
3. Cristalería adecuada: Fíjate en las que recomienda cada fabricante y consigue en la sección de menaje
unas similares. Otra opción es aprovechar las ofertas que periódicamente hacemos incluyendo en nuestros
packs una pieza de cristal. Y también puedes optar por la copa Teku, la universal.
4. Conserva en buen estado la vajilla: Reserva unas piezas de tu cristalería exclusivamente para la cerveza.
Si las usas para bebidas grasas, algunas veces se forma una película que impide la correcta formación de la
espuma y retiene las burbujas. Por supuesto, retira cualquiera que tenga defectos y ¡nunca las metas
en el congelador! Es una garantía de malos olores y una pérdida sensorial garantizada.
5. Sírvela de la forma adecuada: Ahí, el cervecero también te puede ayudar. Casi todos tenemos consejos
de la mejor forma para servir nuestras cervezas, pero si tienes dudas hay una norma que no suele fallar:
sírvela sin miedo a 2 o 3 centímetros del borde de la copa, espera a que la espuma se asiente y después
remata hasta que se llene unas tres cuartas partes.
6. ¿Trago largo? No está mal si lo que buscas es únicamente refrescarte, pero si quieres apreciar mejor lo que
bebes opta inicialmente por pequeños sorbos.
7. Marida la cerveza: Combinar cerveza y comida es un “juego” muy divertido. Si quieres seguir los estándares
opta por cervezas rubias con ensaladas, encurtidos o pescados. Las cervezas tostadas más fuertes van bien
con carnes y alimentos grasos como el queso. Las cervezas negras, por su parte, suelen combinar muy bien
con el marisco. De cualquier forma siempre puedes buscar combinaciones innovadoras. Ya sabes que sobre
gustos no hay nada escrito.