Nuevas cajas de Westvleteren. Fuente Westvleteren.
«Con el etiquetaje estamos respondiendo a la demanda de muchos de nuestros consumidores. Es simplemente una tendencia en el mundo de la gastronomía, que trata de comunicar lo más abiertamente posible, algo a lo que nos hemos vuelto más sensibles. A menudo incluso veo por aquí a algunos hermanos estudiando una caja o un pack», comentó al periódico belga Het Nieuwsblad, el hermano Godfried, prior de la abadía.
Las etiquetas incluyen todos los requisitos legales, ente ellos los valores energéticos y el alcohol, los ingredientes en tres idiomas e incluso un código QR que enlaza con información complementaria.
Quizá, pensando que la etiqueta haría que la imagen de Westvletern perdiese encanto, su tamaños y colocación se ha concebido para que permanezcan ocultas en su característica caja de madera, dejando ver únicamente el vidrio marrón con el anillo distintivo y la inscripción en relieve de “Trapistenbier”.
Durante el confinamiento, Sint-Sixtus hizo otra concesión a la modernidad y comenzó a comercializar sus cervezas a través de la web, enviándolas por paquetería a los domicilios de los clientes belgas. Para ello, los monjes diseñaron una caja de cartón que imitaba a su envase tradicional de madera. Una vez que la situación de pandemia se normalizó, las ventas volvieron a ser presenciales y siempre con un máximo de dos cajas sujetas a disponibilidad.