A finales de agosto de 1619, el colono de Virginia, John Rolfe, documentó la llegada a Point Comfort del barco inglés White Lion. A bordo viajaba una veintena de africanos. Aún con discrepancias, esta es la fecha que se toma como punto de referencia para establecer los orígenes de la esclavitud en Norteamérica.
Si bien se asocia el uso de esclavos a las actividades agrarias, al depender las plantaciones de un gran número de trabajadores esclavizados, la mayoría de los propietarios vivían en entornos urbanos, donde también contaban con esclavos para administrar sus hogares. Ese fue el caso de los presidentes de Estados Unidos.
Empezando por George Washington y terminando por Ulysses S. Grant, al menos doce presidentes fueron dueños de esclavos en algún momento de sus vidas y nueve de ellos llevaron a algunos para trabajar en la Casa Blanca.
De esa docena de presidentes, probablemente el más prolífico a la hora de documentar detalles de su vida fue Thomas Jefferson.
Recordado como la persona que redactó la Declaración de Independencia, Jefferson fue un gran amante de la cerveza, bebida que servía a diario durante las comidas, aunque él mismo nunca la produjese directamente. Lo que sí hizo fue contar con equipo de elaboración y abordar la producción desde una posición científica, tal como atestiguan sus diarios conservados en su residencia, la conocida Monticello.
Jefferson y su relación con la cerveza inglesa
En la primavera de 1812 las tensiones entre Estados Unidos y Gran Bretaña se agravaron, desencadenando una guerra que está considerada un capítulo del conflicto más amplio que mantenían los británicos con la Francia napoleónica por el dominio del mundo. Como distracción, Jefferson se dedicó a perfeccionar la receta que su esposa había usado unos cuarenta años antes. Para ello adquirió lúpulo local y malta de su vecino William Meriwether.
Tal como han concluido investigadores como Travis Rupp, la cervecería de Jefferson nunca llegó a funcionar comercialmente, pero su concepción era muy avanzada, lo que indica que el tercer presidente de los Estados Unidos había usado la información obtenida de publicaciones adquiridas en Inglaterra; eran textos que destacaban las complejidades de las cervecerías de las islas a gran escala, algo desconocido en el Nuevo Mundo. Rupp va un pasó más allá y sostiene que Jefferson “se aprovechó” de los conocimientos de uno de sus esclavos.
¿Quién fue Peter Hemings, el esclavo cervecero de Thomas Jefferson?
Noveno hijo de la esclava Elizabeth Hemings y del suegro de Jefferson, en 1776, Peter Hemings llegó a Monticello como parte de la herencia recibida a la muerte del padre de la esposa del presidente.
Peter era especialmente hábil a la hora de elaborar alimentos, y gracias a lo aprendido de su hermano James, que se había formado en los fogones de París, entre 1796 y 1809 ocupó el puesto de cocinero en la hacienda del presidente. A finales de 1812, en la fase más álgida del interés de Jefferson por la cerveza, Peter fue enviado a formarse con el cervecero y malteador Joseph Miller, comenzando a producir cerveza en Monticello al año siguiente.
Travis Rupp ha encontrado bastantes pruebas de las cualidades de Peter Hemings como cervecero. Son numerosos los elogios a sus cervezas, destacando la correspondencia con James Madison, otro de los Padres Fundadores, en la que Jefferson le sugiere a este que envíe a un alumno a Monticello a aprender a elaborar cerveza, y describe a Hemings como un ‘malteador y cervecero diligente, extraordinariamente inteligente y capaz de dar instrucciones’.
Al no conservarse ningún documento de manumisión, desconocemos si fue una orden del presidente, pero en el censo de 1830 de Monticello, Peter Hemings aparece como «hombre libre». Tampoco sabemos si fue una muestra de agradecimiento o los Jefferson actuaron de tal forma para tener contento a un profesional cualificado que les garantizaba una buena cerveza.
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