Envases sostenibles para cervezas: mitos y verdades

Como bien saben sus habitantes, Bruselas no es una ciudad en la que llueva mucho y cuando lo hace no es al gusto de todos. Esto se aprecia especialmente en el caso de las leyes que se aprueban en el Parlamento Europeo. Incluso aquellas que cuentan con respaldo mayoritario como es el caso de la Directiva sobre envases y residuos de envases (426 votos a favor, 125 en contra y 74 abstenciones) ratificada el 22 de noviembre no llegan a satisfacer a todas las partes.

Esta Directiva, además de establecer medidas para prevenir la producción de residuos de envases y promover la reutilización de envases y el reciclaje, fija los requisitos que deben cumplir todos los envases comercializados en la Unión Europea. Los más críticos con la iniciativa, cuyo objetivo es garantizar que todos los envases sean «reutilizables o reciclables de una manera económicamente viable» para 2030, han sido los cerveceros, que ven una oportunidad perdida de crear igualdad de condiciones y, sobre todo, un agravio comparativo. Esa sensación de agravio parte de las exenciones de las que se benefician las bebidas espirituosas, entre las que se incluyen los requisitos de reutilización, los sistemas de devolución de depósitos y las exigencias mínimas de material.

Una de las asociaciones de productores de destilados había argumentado que los objetivos de reutilización no eran adecuados para su industria, cuestionando la actitud de los responsables políticos de que la reutilización siempre es lo mejor. Spirits EUROPE —la asociación que representa a 31 asociaciones de destiladores y 11 empresas internacionales— argumentó que «para ser más eficientes y ambientalmente sostenibles, los envases de vidrio reutilizables deberían circular en grandes volúmenes dentro de un área geográfica limitada (hasta 200-300 km) desde los productores hasta los minoristas y los consumidores, y viceversa. En otras palabras, los sistemas de reutilización funcionan mejor en entornos de alta velocidad, gran volumen y baja distancia”.

Otra preocupación para los destiladores que también fue tenida en cuenta por el Parlamento Europeo afectaba a los requisitos para minimizar y estandarizar los envases. Con la medida, los «diseños icónicos» utilizados por las principales marcas de bebidas espirituosas estarían amenazados. Sentando un precedente importante, al reconocer esa diversidad y permitir el desarrollo de enfoques personalizados, en la Directiva se excluyeron las bebidas espirituosas de los criterios de requisitos de minimización obligatorios. 

Los envases de cerveza: ejemplo de sostenibilidad

Ecologistas y organizaciones medioambientales ven en esas excepciones un riesgo para que sea efectiva la implantación de unas medidas que a todas luces consideran imprescindibles. A tenor de la aprobación de la Directiva, diferentes analistas del sector de las bebidas han constatado las grandes diferencias existentes entre el sector de los destilados y la cerveza.

Sin negar la importancia de los envases personalizados en productos como el whisky o la ginebra, creen que los productores de espirituosos tendrían que tomar como modelo a sus colegas cerveceros, destacando esfuerzos que han hecho en la reducción de residuos.

Campañas como la eliminación de las anillas que unen las latas por el daño que causan en la fauna marina, la migración del plástico al cartón reciclado, la reducción de tintas en la impresión o la asimilación de envases de aluminio por todo un segmento como el de la craft beer son prueba de ello.

La dependencia de caras y poco ecológicas botellas con “diseños icónicos” es para algunos expertos en packaging una carga muy pesada del pasado. Esos mismos especialistas hicieron hace cinco años unas predicciones de cómo serían los envases, estableciendo tres puntos sobre los que pivotaría todo su diseño y fabricación:

  1. Decían que los envases tendrían importantes componentes de realidad aumentada: la combinación de realidad aumentada y NFC (siglas de Near Field Communication, una tecnología inalámbrica que permite la comunicación e intercambio de datos entre dos dispositivos) en etiquetas de cerveza inteligentes proporcionaría una experiencia de consumidor mejorada y abriría oportunidades para soluciones de packaging interactivas.
  2. Tendríamos etiquetas que responderían a las emociones: el uso de la tecnología de reconocimiento facial AR en las etiquetas de cerveza permitiría interacciones personalizadas basadas en las emociones detectadas por el consumidor, creando una experiencia más personalizada y atractiva.
  3. Creían que el envasado inteligente integraría las etiquetas NFC y mensajes personalizados en los envases de cerveza que no solo mejoraría la experiencia del usuario final, sino que también ofrecería oportunidades de innovación con la ayuda de la inteligencia artificial.

Si vemos las estanterías de la sección dedicada a la cerveza en nuestros supermercados es muy evidente que todas estas predicciones de envases inteligentes fallaron. A los consumidores les preocupaba más la sostenibilidad y el impacto ambiental que la realidad aumentada, y las marcas de cerveza se dieron cuenta. Los envases sostenibles o biodegradables, que minimizan el impacto ambiental, se han convertido en una de las tendencias y las marcas lo aprovechan para llegar a nuevas audiencias y hacer una declaración.

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Cultura de Cerveza

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