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En algunas partes de Alemania os dirán que la Bock solo se bebe en mayo. En otras defienden que, con el incremento de las temperaturas, el límite en el calendario para consumir un estilo tan fuerte es marzo. En Bamberg, la capital alemana de la cerveza, los fabricantes de la ciudad y alrededores lanzan sus Bocks de octubre a finales de noviembre en fiestas conocidas como Bockbieranstich. Algo parecido sucede en los Países Bajos, donde el estilo se posicionó comercialmente en la década de 1870 como «cerveza de invierno» y desde hace 25 años cuenta con una celebración propia en Utrech, el Bockbier Festival. Por su parte, austríacos y suizos prefieren esperar algo más y la dejan para el día de San Nicolás, consumiéndola durante la Navidad. Entonces, ¿cuál es el momento de esta cerveza?

 

Para intentar aclarar un poco este lío tenemos que hacer un viaje en el tiempo y trasladarnos a la ciudad de Einbeck, en el estado alemán de Baja Sajonia. En el siglo XIV veríamos que la actividad cervecera es tan importante que muchos de los bajos de sus bucólicas casas con entramado de madera han ensanchado y arqueado las puertas para que pueda entrar una gran olla de hierro fundido. Se dice que ese fue el secreto de las cervezas de Einbeck: los duques de Grubenhagen permitían que cualquiera tuviese cerveza en su casa, pero la elaboración —aunque se hiciese en las propias estancias— corría a cargo de funcionarios municipales bien formados que garantizaban estabilidad y calidad. Al éxito de las cervezas de Einbeck también contribuyó su adhesión a la Liga Hanseática a partir del año 1368. Al ser miembros de la poderosa asociación comercial, los cerveceros locales pudieron comercializar sus productos por todo el Báltico, los Países Bajos y Baviera.

 

Los bávaros siempre han sido muy suyos y en Múnich no estaban nada contentos con los precios que imponían desde Einbeck, de ahí que no parasen hasta lograr imitar con éxito sus cervezas. Sin duda, tuvieron más éxito que con la pronunciación Einbeck, que en bairisch sonaba como «oan bock» o “ein bock”, término alemán para el macho cabrío que acabaría siendo la representación gráfica del estilo.

 

Pasaría bastante tiempo hasta que la capital bávara se convirtiese en el epicentro mundial de la cerveza gracias al dominio de la baja fermentación y los avances en la producción de frío artificial logrados por Carl Von Linde. Cuando esto sucedió, los cerveceros muniqueses padecieron en sus carnes lo que siglos antes ellos mismos habían hecho con sus colegas de Einbeck. Sus técnicas fueron reproducidas por todo el planeta, y estilos como la Bock pasaron a formar parte del recetario de fábricas austríacas, suizas, holandesas, belgas, francesas, estadounidenses e incluso españolas.

 

Más malteadas que una Lager normal y con una variedad cromática solo equiparable a su diversidad de contenido en alcohol (va de un 6% a un 14% en volumen), no exageramos si decimos que hay una Bockbier para cada momento. Incluso en la mencionada Múnich el estilo cuenta con varias celebraciones que lo vinculan con períodos de su historia. En abril y mayo, algunas tabernas y biergartens sirven Maibock, pero el evento más importante para la Bockbier es la Starkbierfest, que en los días previos a Semana Santa recuerda la época en la que los monjes paulinos de la ciudad elaboraban una potente y oscura Bock para que actuase como “pan líquido” durante el ayuno de Cuaresma.

 

Lo comenzaron a hacer alrededor de 1651 y la apertura del primer barril de esa Doppelbock, cada 2 de abril, día de San Francisco de Paula, se convirtió en todo un acontecimiento social al que invitaban a la nobleza bávara. Gracias a esa invitación, los monjes consiguieron la autorización para comercializar su cerveza; primero únicamente ese día y posteriormente todo el año, lo que se tradujo en una mejora de sus finanzas.

 

Sin ninguna clase de dudas, la Starkbierfest es la precursora de la Oktoberfest muniquesa, ya que cada año fue ganando protagonismo, convirtiéndose en 1799 en la mayor fiesta popular de la ciudad. La alegría duró poco para unos monjes que ese mismo año vieron como su monasterio y cervecería eran secularizados. Afortunadamente, la receta de la Bock se conservó, enriqueciendo el Bockbierzeit, el tiempo de cerveza Bock. Tiempo, que como hemos visto, es muy amplio.