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Patente 2 de febrero de 1892

 

Nacido en Irlanda, William Painter emigró a Estados Unidos con su familia cuando tenía 20 años. Como muchos otros compatriotas buscaba fortuna en el Nuevo Mundo.

 

En Estados Unidos William trabajó en una fábrica de charol y después en el negocio peletero. Pero el trabajo no lo era todo y al mismo tiempo desarrolló una intensa vida intelectual a través de clubes de ajedrez, de debate y como editor de publicaciones culturales.

 

William descubrió que tenía una capacidad especial para encontrar solución a los problemas técnicos del momento. Entre sus primeras patentes destaca una caja registradora, un detector de monedas falsas, una plegadora de papel e incluso un asiento de eyección para trenes de pasajeros. No obstante, fueron sus ingenios en el campo de las tuberías y las válvulas las que tuvieron mayor repercusión en su economía y le permitieron seguir inventando.

 

No se sabe muy bien el motivo por el que Painter fijó su atención en mundo del embotellado, pero lo cierto es que coincidió con el auge de los refrescos con gas envasados en botellas de vidrio retornable.

 

Tanto productores de soda como cerveceros carecían de un sistema de cierre eficaz para sus botellas. El corcho no era operativo para estos productos y los diferentes tapones que existían presentaban problemas de hermetismo o higiene.

william painter

La solución: el tapón de corona

 

Aunque en abril de 1885 Painter registró su primera patente para el “cierre de tapón de botella”, ese diseño no difería mucho de los existentes. El inventor continuó trabajando y el 2 de febrero de 1892 presentó el “tapón corona”.

 

El “tapón corona” consistía un disco de metal estriado con una fina lámina de corcho que se fijaba firmemente en la parte superior de las botellas. Además de fiable, era barato y desechable.

 

Convencido de la genialidad de su invención, Painter envió por barco botellas de cerveza cerradas con “tapón corona” a Sudamérica. La cerveza llegó intacta, conservando todas sus propiedades. La repercusión fue muy importante facilitando que cerveceras y de todo el mundo comenzasen a adoptar el sistema.

 

Painter era muy meticuloso. Tratando de evitar que los consumidores perdiesen piezas dentales al extraer “la chapa” creó un abridor. Ejerciendo una ligera palanca con esta herramienta, el tapón se extraía limpiamente.

 

Cuando Painter falleció, en 1906, su empresa tenía fábricas en Estados Unidos, Europa, Asia y Sudamérica. A principios de la década de 1930 la Crown Cork and Seal era la responsable de tapar más de la mitad de las botellas del planeta.