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La cerveza en Roma no era una bebida muy apreciada. La influencia de los griegos y el hecho de que fuera la bebida favorita de sus vecinos bárbaros generó un sentimiento «anti cerveza» entre los romanos. Pero eso no quiere decir que no consumieran cerveza; restos arqueológicos encontrados en antiguos campamentos militares romanos demuestran que era la bebida de las legiones.

 

Los Romanos absorbieron y adaptaron una buena parte de la cultura y las tradiciones griegas. Tal como dijo Horacio, “Grecia cautivó a su salvaje conquistador”. Además de adoptar dioses, arquitectura y entretenimiento, Roma también absorbió el prejuicio griego por la cerveza. Era una bebida a la que consideraban inferior, hasta tal extremo que algunos romanos consideraban las regiones en las que crecía la uva la auténtica frontera de la civilización.

 

Griegos y romanos entraron en contacto con las bebidas elaboradas con cereal gracias a su relación con Egipto, los celtas, la Península Ibérica y las Islas Británicas. Aunque no fuese muy de su agrado, en Roma también se consumía cerveza, pero era un hábito asociado a las clases más bajas.

 

La cerveza en Roma costaba la mitad del precio que el peor vino y seguramente nunca formó parte de los copiosos banquetes de los patricios. El emperador romano Juliano incluso compuso un poema que exaltaba las virtudes del vino como néctar y destacaba que la cerveza olía a cabra.

 

 

La influencia de los bárbaros

 

Además de la influencia griega, en el sentimiento “anti cerveza” de los romanos jugó un papel muy importante que fuese la bebida favorita de sus vecinos bárbaros (que tantos quebraderos de cabeza causaban). El historiador romano Tácito constataba al respecto: “Para beber, los teutones tienen una bebida horrible fermentada a partir de cebada o trigo, una bebida que tiene una similitud muy lejana con el vino”.

 

Es evidente que las clases altas romanas no demostraban ningún aprecio por la cerveza, pero las legiones hicieron un buen uso de ella en muchas campañas. Excavaciones en el campamento militar romano Castra Regina (en la actual Regensburg) han desvelado que en el lugar operaba una cervecería para suministrar bebida a la III Legión Itálica, que sirvió en el emplazamiento durante el mandato del emperador Marco Aurelio.

 

Otros restos romanos en los campamentos militares fronterizos de Lösnich y Xanten, así como en una villa de Namur, dan testimonio de una importante profesionalización del arte de elaborar cerveza en Roma.

 

 

Tablillas y barriles de cerveza en Vindolanda

 

En el fuerte romano de Vindolanda, en Northumberland (Reino Unido), se han descubierto tablillas de madera que proporcionan información muy interesante. En una de ellas, un oficial de caballería le escribe al responsable de logística del campamento:“Te pido que solicites cerveza y nos la envíes porque los soldados ya no tienen”.

vindolanda

En Vindolanda también se han encontrado restos de barriles de cerveza con una capacidad estimada de 350 a 1.300 litros, lo que apunta a la existencia de una cervecería en el puesto avanzado. Los arqueólogos han encontrado igualmente duelas de madera de lo que probablemente eran recipientes para beber cerveza. Por su tamaño, todo indica que se usaban en actos de camaradería, pasando de un hombre a otro.

 

Las inscripciones en lápidas sepulcrales romanas también indican que los cerveceros y comerciantes de cerveza ya gozaban de cierta organización y estaban adscritos a distintos grupos profesionales como el ars cervesaria o el gremio “cervesa”. Los diferentes estilos de cerveza conocidos por los romanos (Zythum Camum) también se mencionan en textos sobre derecho civil de Masurius Sabinus en el siglo I y Ulpiano en el siglo III.