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Tradicionalmente, la cerveza pasaba directamente del barril a la jarra o copa donde se bebía. ¿En qué momento empezaron a usarse las botellas de vidrio para almacenarla y consumirla? ¿Cuál es el origen de la botella de cerveza? Detrás de esto hay una interesante historia y alguna que otra leyenda.

 

Según una curiosa anécdota, la cerveza embotellada en vidrio se inventó en Hertfordshire (Inglaterra) hace unos 450 años. El invento se atribuye a Alexander Nowell, un párroco de la Iglesia Anglicana aficionado a la pesca. Según parece, para sus excursiones de pesca solía llenar una botella de vidrio —probablemente de medicina— con cerveza casera. En una de esas salidas, se olvidó la botella entre unos arbustos y la encontró unos días después. Cuando la abrió, la botella estalló por la presión del dióxido de carbono acumulado durante la refermentación. Al parecer, el ruido fue tan ensordecedor que Nowell pensó que le estaban disparando, pero la cerveza se conservaba en perfecto estado.

 

Con toda probabilidad, esta historia es una leyenda. Aunque el origen de la botella de cerveza no esté claro, se sabe que desde la segunda mitad del siglo XVI los cerveceros ya estaban experimentando con el almacenamiento de cerveza en botellas de vidrio. El resultado era muy pobre porque las botellas de vidrio sopladas a mano de la época no podían soportar la presión del CO2.

 

Alrededor de 1615 se aconsejaba embotellar la cerveza en botellas redondas con bocas estrechas, taparlas con un corcho reforzado con alambre y almacenarlas en una bodega fresca enterradas hasta la mitad en arena. Los costes de envasado eran tan altos que solo unos pocos podían permitírselo. La mayoría seguía consumiéndola en el pub, directamente del barril.

 

La cerveza en botella de vidrio empezó a comercializarse en el siglo XVII, pero no fue un éxito hasta que la tecnología del XIX permitió fabricar envases más fuertes. Además, en 1845 se eliminó el impuesto sobre el cristal, lo que abarató los costes de producción.

 

Ya en el siglo XX, en 1903, el estadounidense Michael Owens inventó la máquina automática de botellas, lo que acabó de impulsar el uso de este envase.

 

Hasta la mitad del siglo XX, las botellas tenían un formato estándar: Steinieform. Su capacidad era de 33cl y sus medidas, 174 mm de alto y 70,5 mm de ancho. El peso de la botella vacía era de 270 gramos.