Uno de los pilares que apuntalan el concepto de sostenibilidad es su vertiente social. Poniendo el foco de lo sostenible en el desarrollo vital de grupos concretos, la sostenibilidad social busca fortalecer la cohesión y la estabilidad de las poblaciones en situación de desventaja.
En los últimos años la industria cervecera ha tenido actuaciones muy destacables en este campo, pero pocas merecerían tanta atención como la que están protagonizando los combatientes desmovilizados de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia.
Buscando una reintegración en la sociedad de los más de 13.000 exguerrilleros que en noviembre de 2016 se sumaron al acuerdo de paz para dejar las armas, el Consejo Nacional de Reincorporación ha puesto en marcha estos años diferentes proyectos centrados en la apicultura, el café, la ganadería, la piscicultura, el turismo, el comercio minorista y la cerveza.
La historia de la microcervecería La Roja comenzó hace unos cuatro años en Tolima. Con una inversión inicial de unos 25.000 euros, los guerrilleros barajaron para su cervecería nombres que hiciesen referencia al pasado revolucionario, ya que su sede inicial estaba en el departamento colombiano en el que se fundaron las FARC, pero finalmente optaron por “La Roja” por su neutralidad.
Buscando un mercado más amplio y unas instalaciones con mayor capacidad, La Roja terminó trasladándose a Bogotá. En la capital también encontraron un público más abierto, siempre dispuesto a probar las novedades que periódicamente salen de las calderas del popular barrio del 7 de Agosto. Una de sus etiquetas más exitosas fue la dedicada a Policarpa Salavarrieta, heroína de la independencia colombiana ejecutada en la Plaza Mayor de Bogotá por espiar para las fuerzas independentistas criollas. El apodo de Salavarrieta era «La Pola», nombre con el que se conoce popularmente a la cerveza en Colombia.
El paso siguiente en el programa de estos cerveceros es ampliar su actividad a nuevas regiones y conseguir que otros desmovilizados se inicien en el cultivo de ingredientes destinados a la cerveza. De esta forma conseguirían un cierto grado de economía circular, otro de los objetivos de la sostenibilidad.