Los especialistas dicen que los momentos de estrés hacen que una compra tenga un componente más emocional que racional. Si en España durante el confinamiento se agotó el papel higiénico y la levadura de panadería, en otros países la escasez ha afectado a productos muy diferentes. En Sudáfrica ha sido la piña… y por un motivo sorprendente.
Para los habitantes de Sudáfrica ha sido casi imposible adquirir piña en los mercados durante los pasados meses. Y la que encontraban se vendía a un precio tres veces superior al habitual. El motivo no fue una reacción psicológica, sino una consecuencia imprevista de la prohibición de comercializar bebidas con alcohol.
Con esta medida, las autoridades pretendían limitar los incidentes violentos y los accidentes en carretera para liberar camas de hospital para pacientes con coronavirus, pero consiguieron que los sudafricanos recuperasen sus viejas técnicas de elaboración casera de bebidas. Aunque hay diferentes recetas, todas parten del uso de agua, la carne de la fruta y muy especialmente de su cáscara, que contiene la levadura que se encargará de fermentar el líquido, logrando cierto porcentaje de alcohol.
Aproximadamente con 15 piñas se consiguen producir unos cien litros de una bebida bastante diferente a la cerveza estándar, pero que parece estar viviendo un nuevo “boom” en el país. Así lo atestigua la aparición de un mercado negro de cerveza de piña contra el que se lucha imponiendo multas a compradores y vendedores, sanciones que de cualquier manera son inferiores a las aplicadas a las bebidas “de verdad”. La tarea para las autoridades no es sencilla ya que en la mayoría de los casos la venta tiene lugar entre vecinos y familiares, actividad que puede incrementar los riesgos de contagio.