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San Esteban y la cerveza de Navidad: caballos, renos y antiguas tradiciones

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Guste o no, la realidad es que una buena parte de los elementos que configuran la Navidad moderna provienen de Estados Unidos. Aunque periódicamente figuras como los Reyes Magos o los calendarios de Adviento parecen recobrar algo de vitalidad, sus camellos son sobrepasados en carisma y velocidad por los renos de Santa Claus.  Si lo dudáis, os proponemos que le preguntéis a cualquier niño si conoce el nombre de alguna de las monturas de los magos de Oriente. 

 

Con los animales del rollizo que viste de rojo el resultado será diferente. Por lo menos con uno. Seguramente desconocerán que fue una creación de Robert L. May para un cuento que escribió en las Navidades de 1939 cuando trabajaba como publicista para Montgomery Ward —la empresa de venta por correo más grande del mundo—, pero el reno Rudolph es tremendamente popular entre los más pequeños.

 

A tenor de su profesión, no podía faltar una historia que enriqueciese el origen de Rudolph. Los biógrafos de May dicen que la idea de la nariz roja brillante con la que el individualista animal guía el trineo se le ocurrió al ver la espesa niebla que envolvía su lugar de trabajo. La oficina estaba situada a orillas del río Chicago, muy próxima al lago Michigan y bastante cerca de la Manhattan Brewing Company, la fábrica de cerveza que dirigió Al Capone durante la Ley Seca. 

 

Probablemente todo sea cierto, pero no lo es menos que el publicista complementó su trabajo con una creación previa. Nos referimos a A Visit from St. Nicholas, poema publicado en 1823 por Clement Clarke Moore, en el que San Nicolás ya tiene un trineo tirado por ocho renos que responden a los nombres de Dasher, Dancer, Prancer, Vixen, Comet, Cupid, Donner y Blitzen. 

 

Cualquiera con unos mínimos conocimientos de mitología nórdica, detectará la estrecha vinculación de los versos estadounidenses con los moradores de Asgård. Los renos eran venerados en esas culturas y en el propio poema, Donner representa el espíritu del trueno y Blitzen el relámpago, lo que evidentemente los asocia con el dios Thor. De cualquier forma, un estudio más detallado ha encontrado otra relación en la que la cerveza está presente.

 

La cerveza en el trineo de Santa Claus

No nos gustaría estropearle a nadie un bonito recuerdo de su infancia, pero en esta sección somos partidarios del rigor histórico. Aunque no le quitaremos ni un ápice de encanto al Rudolph de May o a la adaptación musical que hizo su cuñado Johnny Marks, el caso de Clement Clarke Moore es algo más complejo. 

 

Según Stephen Nissenbaum, un profesor emérito de la Universidad de Massachusetts Amherst, las motivaciones detrás de la invención de Santa Claus o Papá Noel no fueron exactamente puras. En su libro The Battle for Christmas, este erudito sostiene que siempre ha habido gente que ha intentado convertir la Navidad en una fiesta puramente religiosa, pero la mayoría de la gente veía la temporada navideña como un momento para pasarlo bien. 

 

<<Diciembre era la única época del año en la que prácticamente no había trabajo al aire libre en las zonas templadas de Europa y América del Norte. También era la época del año en la que se podía consumir carne fresca y cerveza en abundancia. Por lo tanto, la Navidad era a menudo una temporada de borracheras, excesos y libertinaje». Lógicamente esto no gustaba a las autoridades, especialmente a las religiosas que ya en el siglo XVIII intentaron prohibir los villancicos. 

En su libro, Nissenbaum habla del wassailing, una tradición que tenía diferentes versiones según la región, pero que básicamente consistía en un grupo de hombres jóvenes yendo puerta a puerta por las casas de los ricos mientras cantaban. Una vez allí exigían la mejor comida y la mejor cerveza, bienes que los potentados generalmente reservaban para sus familias, pero que en Navidad se sentían en la obligación moral de entregar a los menos afortunados. Con lo que el profesor denomina “inversión social”, los ricos se garantizaban un año tranquilo. «Esta tradición tenía un propósito. Lejos de destruir la jerarquía social, la sostenía y reforzaba. Permitía a las clases bajas desahogarse dentro de límites claramente definidos».

 

Según Nissenbaum, a principios del XIX, las tradiciones navideñas sufrieron una transformación sin precedentes. El cambio coincidió con el auge del capitalismo industrial. A medida que la Revolución Industrial se aceleró a fines del siglo XVIII, ciudades como Londres o Nueva York experimentaron un crecimiento explosivo. En ese contexto, la tradición de recorrer las calles cantando y pidiendo aguinaldo durante la temporada navideña comenzó a ser visto por los ricos como una amenaza. 

 

Entre esos ricos atemorizados estaba Clement Clarke Moore, que en el momento de publicar A Visit from St. Nicholas era propietario de la llamada finca Chelsea, la vasta área de Nueva York que actualmente lleva el nombre de esos terrenos. «El poema fue un resultado directo del miedo de Moore al creciente “desgobierno” en las calles de la ciudad de Nueva York durante la Navidad. Moore quería que los destinatarios de la generosidad de los ricos, en lugar de los pobres, fuesen los miembros de sus propias familias. Eso es lo que hace su San Nicolás»., concluye Stephen Nissenbaum.

 

A los caballos les gusta la cerveza en Navidad

Otro aspecto comentado de esta creación moderna de un colorido canonizado que reparte regalos es su inspiración nórdica. Curiosamente, en Finlandia, donde supuestamente reside el orondo anciano junto a sus laboriosos elfos, se conserva una tradición navideña en la que, en lugar de renos como Rudolph, los protagonistas son los equinos. 

 

Cada 26 de diciembre se celebra el día de San Esteban, un diácono de la Iglesia primigenia de Jerusalén conocido por ser el primer mártir cristiano —murió lapidado— y santo patrón de los canteros, albañiles, carpinteros, tejedores, sastres, toneleros, mozos de cuadra y cocheros. También lo es de los propios caballos.

 

Se cree que la vinculación con los equinos proviene de la época de la cristianización de Finlandia ya que, en el folclore finlandés, una versión del Estaban cristiano ejercía como guardián de los caballos. Buscando su protección, en torno al solsticio de invierno se realizaban algunas ceremonias. Al igual que en otras regiones, la Iglesia católica integró de la mejor forma posible en su liturgia esos actos paganos. 

 

Un registro de finales del siglo XVII recogido por el etnólogo, lingüista e historiador Kustaa Vilkuna, describe uno de ellos. El ritual consistía en entrar montado a caballo en el establo al amanecer y verter una cerveza elaborada unos días antes sobre la cabeza, el lomo y la crin de los animales. Luego, se permitía a los caballos beber esa cerveza —de Navidad o de invierno—. Finalmente, los hombres también bebían de la misma jarra y salían de la cabaña hacia la nieve o los lagos helados. 

 

Rituales donde los caballos también brindan con cerveza

Según Vilkuna, otra forma de honrar al guardián de los caballos era preparar y disfrutar de una comida en el establo y acompañarla con cerveza, también de reciente elaboración. El día de San Esteban era habitual organizar paseos en trineo tirados por caballos a las casas de los familiares y los amigos. Es una tradición que, en algunas zonas rurales, tanto de Finlandia como de Noruega, se conserva y en la que no falta la cerveza, como muy bien sabéis los que habéis asistido a algunos de nuestros eventos de ancestrales en MEGA.

 

El día de San Esteban es festivo en muchos otros lugares del mundo. Entre ellos Irlanda, donde parece que la celebración finlandesa protagonizada por los caballos llegó de alguna forma a su St. Stephen’s Day. Ese día y en los aledaños se celebran algunas de las carreras más importantes de la República, atrayendo eventos como el Leopardstown Christmas Festival a decenas de miles de personas. La hípica sirve como excusa para celebrar la Navidad al aire libre con los amigos y la familia. Y si hablamos de Irlanda ¿cómo podía faltar su Stout? 

 

La cerveza está muy presente en los hipódromos y en los prados próximos, pero también en los establos, donde algunos mozos de cuadra comparten la cerveza con sus caballos durante las carreras de Navidad. Es una tradición que proviene de la época en que esta bebida se recomendaba como reconstituyente e incluso se recetaba a mujeres que acababan de alumbrar. Sus defensores sostienen que la Stout ayuda a los caballos a sudar y mejora su rendimiento. 

 

No es algo que los nutricionistas puedan corroborar. Aunque la cerveza contiene algunas vitaminas —especialmente la B— que probablemente sean beneficiosas para el animal, dada la cantidad de ellas en la cerveza, si se buscase su efecto beneficioso suministrándolas a través de la bebida, el caballo terminaría ebrio. Algo nunca recomendable. 

 

Todo parece indicar que entrenadores y mozos de cuadra han encontrado una buena justificación para brindar durante las navidades con sus compañeros de cuatro patas. Y es que, seguramente, los caballos son mejores compañeros que los renos, por muchas narices rojas que estos luzcan.

 

 

 

Si te ha intrigado descubrir estas costumbres, no te pierdas otros artículos del blog de Amantes Cerveceros, donde exploramos más historias fascinantes sobre el mundo cervecero y sus conexiones con la cultura y las festividades. ¡Te esperamos!