Para ponernos en situación: lo que se inició como una receta esporádica para utilizar sobras de cerveza se ha convertido en un fenómeno viral, acogido por aficionados a la cocina, panaderos artesanales y entusiastas de la cerveza. Esta corriente de popularidad no solo está atrayendo a un nuevo público a la riqueza del universo cervecero, sino que también está reavivando una antigua conexión entre dos elementos fundamentales de la historia de la alimentación humana: el pan y la cerveza.
Probablemente el secreto de este éxito inesperado se encuentre en su versatilidad y sencillez. Amasar pan de cerveza no necesita ingredientes exóticos o un equipo caro y difícil de manejar. En menos de una hora, solamente con harina, una botella de cerveza y un poco de azúcar, se puede elaborar una hogaza crujiente, sabrosa y esponjosa. Incluso que, en muchos casos, no sea necesaria la levadura, acelera el procedimiento y lo convierte en algo perfecto incluso para aquellos con escasa experiencia en la repostería.
De lo casero a lo colectivo: el pan de cerveza como experimento social
Es cierto que la sencillez en la elaboración probablemente haya jugado su papel en la propagación de esta tendencia, pero nada en comparación a lo que ha significado la aparición de masas y hornos en plataformas como TikTok, Reddit e Instagram han jugado un papel crucial en la propagación de esta tendencia. Creadores de contenido como Macy Blackwell, Eitan Bernath o Rachel Johns han popularizado recetas muy accesibles que evidencian cómo transformar una cerveza ordinaria en un pan sabroso con resultados asombrosos.
Videos en los que se amasa, se cocina y se presenta pan de cerveza en tiempo real han atraído millones de visualizaciones, mientras que foros especializados discuten a gran escala sobre los mejores tipos de cerveza, la forma más adecuada de añadirla y los métodos para alcanzar resultados ideales.
Específicamente, Reddit se ha transformado en un laboratorio creativo para este tipo de actividad. En esta, los usuarios comparten desde combinaciones imprevistas —como un pan con Gose de pepino, cebolla caramelizada y parmesano— hasta propuestas mucho más tradicionales como el pan de Guinness con cacao en polvo. Una comunidad dinámica ha emergido bajo el principio "probar no cuesta nada", incentivando a otros a experimentar de manera libre con ingredientes, texturas y sabores.
Comentarios como «creí que era el único» o «¿puedes compartir la receta de ese pan?» demuestran que esta actividad no solo satisface sensorialmente, sino que además genera comunidad. Incluso se ha convertido en un motivo para reuniones familiares y sociales, en las que la elaboración del pan se transforma en un componente de la vivencia conjunta.
Qué cerveza elegir según el pan que quieres hornear
Uno de los puntos más cautivadores del pan de cerveza es su disposición a ser personalizada. La cerveza empleada no solo proporciona el imprescindible líquido en cualquier amasado, sino también levaduras, azúcares residuales y compuestos aromáticos que se relacionan con los componentes secos. Esto transforma cada receta en una sencilla prueba sensorial.
La selección de la cerveza influye de manera determinante en el desenlace final. Las cervezas más oscuras suelen generar panes con un sabor más intenso, mientras que las cervezas claras dan lugar a panes más delicados y sutiles. No obstante, no todas las cervezas poseen la misma capacidad de leudancia.
Una gran parte de las cervezas que están en el mercado se han filtrado para eliminar la levadura, lo que requiere la adición de un agente leudante como bicarbonato de sodio, levadura química o harina leudante —también comercializada como harina preparada—. En contraposición, ciertas cervezas artesanales sin filtrar poseen levaduras vivas que pueden contribuir a la fermentación natural, aunque de forma limitada.
Pan y cerveza a través de la historia: de Mesopotamia a la fermentación moderna
Lejos de ser una moda moderna, la relación entre pan y cerveza tiene raíces profundas en la historia de la humanidad.
Ambos alimentos comparten tres ingredientes fundamentales: agua, cereales y levadura. Estos elementos no solo han sustentado civilizaciones enteras, sino que también simbolizan la capacidad del ser humano para transformar lo básico en algo extraordinario. Los dos productos hacen uso de reacciones como la de Maillard, que producen sabores tostados y aromas complejos, y ambos se apoyan en la levadura, que convierte azúcares en dióxido de carbono (y alcohol, en el caso de la cerveza).
Los patrones de fermentación de ambos productos son tan evidentes que, en ciertas culturas, incluso se elaboran cervezas a partir de pan. En el este de Europa sigue produciéndose kvass a partir de pan de centeno; en Sudán y Egipto, bouza, una bebida que se remontaría al Egipto predinástico.
Sabemos qué hace más de 5.000 años, en Mesopotamia, ya se fabricaban cerveza y pan. De hecho, uno de los “documentos” más antiguos de ese período vincula a ambos alimentos. El Himno a Ninkasi, escrito hacia el año 1800 a.C., cumple una doble función: es tanto un canto de alabanza a Ninkasi, la diosa sumeria de la cerveza, como una antigua receta para su elaboración. Aunque algunos especialistas como Paul Kriwaczek sostienen que el himno refleja «técnicas que datan de mil años atrás», y destaca que, para cuando fue registrado por escrito, ya existía una notable diversidad de cervezas en Mesopotamia, elaboradas mediante métodos más avanzados.
No obstante, el tipo de cerveza mesopotámica más conocida es la que usaba como base el bapir, un pan de cebada horneado dos veces. Su popularidad deriva de que, a finales de los ochenta, la cervecería Anchor Brewing de San Francisco recreó la receta. Para ello partió de un pan elaborado con cebada malteada y harina de cebada, miel, especias y agua. Lo horneó hasta alcanzar la consistencia necesaria para su almacenamiento prolongado, ya que los arqueólogos que trabajaron en el proyecto concluyeron que el producto final probablemente se desmenuzaba y se mezclaba con agua, malta y dátiles o miel, y se dejaba fermentar durante unos días, obteniendo una bebida ligeramente dulce que se consumía con una pajita.
No es solo pan. No es solo cerveza. Es cultura horneada
En la actualidad, la moda de hornear pan de cerveza no solo recupera técnicas antiguas como las mencionadas, sino que también se armoniza con valores actuales como la sostenibilidad, la utilización eficiente de ingredientes y la inventiva en la cocina. El uso de cerveza y pan sobrante o la experimentación con ingredientes locales y estacionales promueve la reducción de residuos y promueve una dieta más consciente.
En un mundo en el que la cocina se ha transformado en un medio de expresión tanto individual como grupal, el pan de cerveza proporciona un lienzo ideal para experimentar sin temor. Al combinar harina con cerveza y ponerlo en el horno, estamos reproduciendo algo más que una receta: estamos reavivando un vínculo cultural milenario entre dos de los platos más representativos de nuestra historia.
Inspírate con más recetas, maridajes y cultura cervecera en el blog de Amantes Cerveceros de Estrella Galicia — porque cuando mezclas pan y cerveza, también estás fermentando algo mucho más grande.