En un contexto dramático para la organización creada para salvar de la extinción a la Cask Ale, los problemas financieros obligan a CAMRA a cancelar el Great British Beer Festival en 2026.
Durante años se ha tenido la sensación de que los jóvenes británicos estaban abandonando la cerveza. Se afirmaba que habían sustituido la costumbre tradicional de reunirse en un pub con una pinta por refrescos y bebidas energéticas consumidas en casa o por combinados en bares trendy. Sin embargo, las últimas encuestas muestran que la realidad no solo es más compleja, sino que arroja luces de esperanza para la bebida más tradicional.
Según un estudio de YouGov realizado para SIBA —la Sociedad de Cerveceros Independientes y Afiliados—, el 25% de los jóvenes británicos de entre dieciocho y veinticuatro años que consumen cerveza la piden regularmente en formato cask, lo que representa un aumento de más del cincuenta por ciento respecto al año anterior. Esta cifra contradice de manera rotunda la narrativa de una juventud a la que no le interesa la historia y confirma que, lejos de desaparecer, la cerveza tradicional servida mediante bombeo manual está encontrando un nuevo público.
¿Por qué la Generación Z ha vuelto a enamorarse de la Cask Ale?
Ni siquiera los británicos pueden negar que la Cask Ale ha sido objeto de numerosos prejuicios durante décadas. En algo parecido a un castigo autoimpuesto se la ha descrito como "caliente y sin espuma", una visión que alejaba a los consumidores más jóvenes, acostumbrados a cervezas frías y generosas en gas. La realidad, como cualquier aficionado sabe, es muy distinta. La Cask Ale, si se sirve a la temperatura correcta de bodega —entre once y trece grados—, permite que los matices de la malta y el lúpulo se expresen con plenitud.
Dejando de lado que no solo estamos hablando de percepciones sensoriales, la Ale tradicional es la manifestación de una tradición cultural profundamente arraigada en los pubs británicos. El hecho de que la Generación Z se acerque a esta tradición indica no solo un interés por la bebida en sí, sino por la experiencia social completa que la acompaña.
Ash Corbett-Collins, presidente de la Campaign for Real Ale (CAMRA), se ha sumado a la contenida satisfacción que reflejan los datos señalando que los jóvenes no solo están regresando a los pubs, sino que lo hacen con mayor frecuencia que las generaciones mayores. Para los jóvenes, el atractivo inicial podría ser el precio, ya que la cerveza en cask suele ser la opción más económica en un establecimiento de hostelería.
Pero para Corbett-Collins lo que realmente los fideliza es la frescura, el sabor y la variedad que ofrece.
Sin duda, este resurgimiento tiene un trasfondo económico y social: en tiempos de presupuestos ajustados, los jóvenes no gastan por gastar, pero cuando se les ofrece una experiencia con sentido, deciden invertir en ella.
Los jóvenes no están abandonando la cerveza
Podría pensarse que SIBA o CAMRA se han agarrado a sus cifras como si fuesen un clavo ardiendo por un razonable interés, pero las cifras de consumo de otros análisis de mercado respaldan esta tendencia.
La encuesta Bevtrac de IWSR muestra que el porcentaje de jóvenes británicos mayores de dieciocho años que han consumido alguna bebida con alcohol en los últimos seis meses pasó del 66% al 76%. Es un aumento significativo en un contexto en el que muchos analistas sostenían que la Generación Z estaba abandonando completamente el alcohol.
Lo que parece estar ocurriendo es, más bien, una reconfiguración de los hábitos en los que el interés por productos con identidad propia, con raíces culturales y con un ritual social que trasciende el simple consumo ganan peso.
La Cask Ale Week, celebrada a finales de septiembre, se ha convertido en un termómetro perfecto de este resurgimiento. Miles de pubs de todo el país participaron ofreciendo una selección de las mejores Pale Ales, Bitters y Stouts del país. El evento no solo busca animar a los británicos a frecuentar nuevamente los pubs, sino también apoyar a las cervecerías y a la hostelería.
Además, esta iniciativa ayuda a desmitificar la leyenda de la Cask Ale: no es anticuada ni con sabor áspero, sino que ofrece diversidad y complejidad, algo que los jóvenes valoran especialmente.
Paul Nunny, director de Cask Marque, ha destacado que la cerveza en cask atrae a los jóvenes porque ofrece variedad. Este enfoque convierte la experiencia del pub en algo más que beber: es un ritual de exploración, socialización y descubrimiento sensorial, que conecta con una tradición local y a la vez satisface las expectativas contemporáneas.
Los datos también revelan diferencias de género que pueden orientar futuras estrategias de mercado. Solo el 22% de las mujeres que consumen cerveza en el Reino Unido la piden regularmente en cask, frente al 43% de los hombres. Aunque la brecha es notable, con la comunicación y la experiencia adecuadas, la proporción femenina podría aumentar significativamente.
La inclusión y la diversidad del ambiente del pub son claves para garantizar que todos los segmentos de la población encuentren en esta tradición un espacio atractivo.
La Campaign for Real Ale en el momento más duro de su historia
Este renacer de la Cask Ale también evidencia un vínculo profundo con la cultura británica. Existen iniciativas que buscan reconocerla como Patrimonio Cultural Inmaterial bajo la tutela de la UNESCO. Más allá de la valiosa estrategia promocional que pueda suponer, esta propuesta refleja que la Ale en cask es un símbolo de comunidad, de historia y de identidad cultural que la Generación Z está aprendiendo a valorar.
Sin embargo, este optimismo choca con la realidad financiera de la organización que ha sido históricamente el motor de esta tradición: CAMRA. En los últimos meses, la asociación ha anunciado que, debido a problemas económicos graves, no podrá celebrar el Great British Beer Festival en 2026. Este festival, que durante décadas ha sido el escaparate más importante para la promoción de la Ale tradicional, atraía a miles de visitantes y generaba ingresos esenciales para mantener las actividades de CAMRA.
La cancelación del evento representa un golpe significativo no solo para la asociación, sino para todo el ecosistema de pequeñas cervecerías que se benefician de la visibilidad y el impulso que generaba el evento.
La noticia subraya que, pese al entusiasmo de la Generación Z y el aumento en la demanda de Cask Ale, la tradición necesita un apoyo estructural sólido para sobrevivir y prosperar.
La paradoja es evidente: mientras los jóvenes redescubren y aprecian la cerveza en cask, la institución que más ha trabajado para su promoción se enfrenta a dificultades que ponen en riesgo su continuidad. Aun así, Corbett-Collins mantiene una visión optimista: considera que la creciente afición de la juventud puede compensar, en parte, los problemas institucionales, al generar un mercado más amplio y activo. Sin duda, CAMRA necesitará atraer a sus mermadas filas a una nueva generación que le insufle sangre nueva.
La importancia de la Generación Z para su supervivencia es incuestionable. Su entusiasmo por los pubs, su interés por probar diferentes estilos y su capacidad de valorar la calidad sobre la cantidad puede traducirse en un renacer cultural y económico.
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