Es la última fase del proceso de elaboración: el envasado. Y es también es una de las secciones más atractivas de una cervecería. El embotellado de la cerveza tiene una historia plagada de leyendas y curiosidades, pero la botella de vidrio empezó a popularizarse a finales del siglo XIX, principios del XX, cuando se abarataron los costes del cristal y se inventó la máquina automática de botellas. A día de hoy, en la línea de envasado se conjugan avances tecnológicos de diferentes campos que hacen que la cerveza llegue a los consumidores en las mejores condiciones.
¿Y cómo envasar la cerveza? En una embotelladora moderna, con capacidad para llenar decenas de miles de botellas por hora, podemos distinguir varias secciones:
Recepción de envases y lavado
Cuando se trabaja con formatos retornables para envasar la cerveza, una desembaladora separa las botellas de las cajas. Las cajas de plástico se lavan en un túnel y pasan al final de la línea mientras que las botellas se introducen —normalmente boca abajo— en la lavadora. Es una gran máquina que enjuaga y limpia a fondo el interior y el exterior del recipiente, retirando además las etiquetas.
Inspección
Tras la limpieza, las botellas pasan por un máquina de inspección. Así se garantiza que no contengan en su interior elementos extraños.
Llenado
En esta fase se extrae el oxígeno de las botellas y se les inyecta CO2, creando un entorno adecuado para la cerveza que será introducida desde un tanque especial.
En el caso de cervezas que vayan a ser sometidas a una segunda fermentación, también se agregará una proporción de azúcar, levadura u otros elementos que contribuyan al proceso. Esas cervezas no serán sometidas a la pasteurización.
Cierre / Tapado
Una vez llenas las botellas, se cierran con alguno de los diferentes métodos que existen en el mercado. El más común es el tapón corona o chapa.
Pasteurizado
Para garantizar la calidad de las cervezas que van a recorrer grandes distancias o no puedan ser transportadas a temperaturas adecuadas, los fabricantes las someten al proceso de pasteurizado. En un túnel de pasteurizado las botellas pasan bajo chorros de agua cada vez más caliente hasta que el producto alcanza la temperatura de pasteurización. Con este tratamiento térmico se eliminará cualquier microorganismo vivo, dejando la cerveza microbiológicamente estable.
Etiquetado e inspección
Las botellas cerradas y pasteurizadas —si fuese el caso— pasan a ser etiquetadas, añadiéndose además datos variables como la fecha de consumo preferente, lote o cualquier información necesaria.
Una vez más, los envases son sometidos a una nueva inspección para verificar su correcto llenado, tapado y etiquetado.
Empaquetado y paletización
Si se trata de envases retornables, los robots insertarán las botellas en las cajas de plástico que fueron lavadas en la primera fase del proceso. En el caso de botellas no retornables, el procedimiento se hará en envases de cartón.
Cada caja será paletizada y transportada al almacén donde permanecerá hasta su salida al mercado.
En el caso de cervezas que vayan a experimentar una refermentación en botella, las cajas permanecerán en almacenes con temperatura controlada.