Los gallegos nos tomamos nuestra tierra, nuestra gastronomía y nuestra cerveza muy en serio. Si en Fábrica de Cervezas hacemos cervezas con productos gallegos para sorprender por tierra, mar y aire, no podía faltar La de Grelos.
Cada año, desde nuestra infancia, esperamos con ganas la temporada de los grelos para disfrutar de un buen cocido casero. Uno de esos días de reunión frente a la mesa sirvió de inspiración a nuestros maestros cerveceros y decidieron botar unos grelos a la cerveza. Para ello, utilizaron grelo gallego recogido a mano por la Cooperativa de Valxestoso y de Milhulloa.
¿Cómo podíamos integrar el sabor del grelo con las otras materias primas? La de Grelos tenía que saber a cerveza, pero tenía que saber sobretodo a grelos. Nos pusimos manos a la obra y tras varias pruebas dimos con la tecla, añadir grelo en dos texturas y en dos fases. Cocimos el grelo fresco y utilizamos el agua de la cocción para impregnar de sabor el mosto resultante de la maceración del grano. Después, nos inspiramos en la técnica del Dry Hopping y añadimos más grelo deshidratado en etapas posteriores al hervido del mosto, potenciando así su aroma y creando la primera cerveza con Drygreling de la historia.
Cata Grelos: Fábrica de Cervezas
Cerveza de grelos, una cerveza que pide compañía
El resultado es una cerveza que cuando te la tomas, echas en falta un poco de lacón, patatas y chorizo. Y es que el grelo es el ingrediente clave del cocido gallego, consiguiendo transmitir su sabor a todo el conjunto. Nuestro cerebro asocia directamente el sabor de esta cerveza con su maridaje perfecto.
Una cerveza con un color dorado brillante, espuma blanca persistente y una elegante burbuja fina. Huele a lo que tiene que oler, a grelo y sus características notas terrosas, herbales, vegetales y a nueces. Aparecen también notas sulfurosas aportadas por el grelo cocido, el aroma de las ollas de cocido que hervían en nuestras casas.
¿A qué sabe? Tras un dulzor inicial continúa con una acidez vegetal que proviene del grelo en flor y que da paso a un amargor final terroso, casi metálico y que permanece en boca durante un largo período de tiempo como ocurre en el caldo gallego.
En definitiva, una cerveza de cuerpo medio, carbonatación moderada y un 5,1% de volumen de alcohol. ADVERTENCIA, puede que sueltes una lagrimita cuando te haga recordar el cocido que te preparaban en casa de pequeño.
¡Ahora solo te queda probar La de Grelos y dejar de ser un Ingrédulo!
