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Cada vez son más las experiencias en Irlanda que incluyen una visita a Céide Fields. Este yacimiento  arqueológico en el condado de Mayo que atrae a los turistas por su proximidad a unos acantilados  que dejan sin respiración, también destaca por ser uno de los recintos amurallados más antiguos del  continente europeo. Las excavaciones en su poblado del Neolítico han aportado valiosísima  información sobre cómo era la vida en la isla hace más de 5.000 años y el tipo de alimentos que se  consumían. 

 

Según los arqueólogos, la actividad agrícola era mucho más sofisticada de lo que se cree; los  antiguos irlandeses fueron pioneros en el uso de animales para el cultivo. Los bueyes tiraban de  arados que abrían surcos en la tierra destinados a plantar cereal, sobre todo avena y cebada, granos  que estaban integrados en la dieta y que contribuyeron destacablemente a la evolución humana. 

 

Así lo sostienen algunos investigadores y científicos de la Universidad de Oxford, que concluyen que  el origen de la división entre ricos y pobres estaría en esos arados tirados por bueyes, avance que ha  sido definido por Samuel Bowles como “los robots del Neolítico”. El economista del Santa Fe Institute cree que este cambio que se produjo en lugares como Irlanda fue mucho más importante en la aparición de las desigualdades que el paso de la caza y la recolección a la agricultura.  

 

Bowles defiende que los bueyes eran una forma de tecnología de ahorro de trabajo que condujo a  una disociación de la riqueza del trabajo, una disociación fundamental que tuvo como consecuencia  la aparición de disparidades económicas entre aquellos que poseían arados y bueyes y aquellos cuyo  trabajo fue desplazado por estos. 

 

Sin duda, esta transformación de la agricultura hizo que la tierra fuera más valiosa y la mano de obra  menos, pero también permitió una mayor disponibilidad de alimento y la aparición de excedentes,  generalmente en forma de cereales, que en el caso irlandés era mayoritariamente cebada. Consumida en forma de papilla, la cebada también se molía para amasar pan y posteriormente, con  la llegada del malteado a la isla esmeralda, se usó en la elaboración de cerveza, e incluso como  moneda. 

 

Sabemos que la arqueología de tiempos previos a la aparición de la escritura tiene un elevado  componente especulativo. El caso irlandés no es ninguna excepción y no es hasta el desembarco de  Roma en Hibernia cuando obtenemos algunos datos sobre la vida y los hábitos de sus pobladores. Entre los miembros más prominentes del contingente romano del siglo V en las islas británicas  estaba Calpurnius, quien ejercía de juez, senador y recaudador de impuestos. Aunque Irlanda nunca  formó parte del imperio, Roma comerciaba con ella y seguro que Calpurnius recibió en más de una  ocasión como pago unas curiosas tabletas de malta de cebada.

 

Para conservar el excedente de grano obtenido gracias a los avances en la agricultura, los irlandeses remojaban la cebada con agua, la extendían sobre una superficie lisa para que secase al sol y la rastrillaban, obteniéndose lo que denominaban braich o brac. Posteriormente el braich se horneaba y  se molía formando unas tortas, que se almacenaban hasta que eran necesarias en la elaboración de  cerveza. Esas tabletas de cebada también servían como sistema de pago de arrendamientos y  tributos. 

 

Curiosamente, el proceso de elaboración del braich fue regulado en las llamadas Leyes de PatricioCáin Padraic, un sistema legislativo que fusionaba normas civiles y eclesiásticas y que se dice fue  auspiciado por San Patricio, el santo patrón de Irlanda. Como vimos en nuestro podcast Un viaje cervecero a través de la historia, los irlandeses celebran cada 17 de marzo la festividad de San Patricio. Esta es la supuesta fecha de fallecimiento de un santo cuyos progenitores fueron la romana  Conchessa —sobrina de San Martin de Tours— y el mencionado recaudador de impuestos Calpurnius.  Seguramente fue acompañando a su padre en sus labores, cuando Patricio tuvo claro que con la  cebada podía llegar más fácilmente al corazón de los irlandeses que solamente con el Evangelio. 

 

Sláinte.