Este agosto se celebra en el Olympia de Londres una nueva edición del Great British Beer Festival. El apodado «mayor pub del mundo» no solo es una cita imprescindible en el verano cervecero europeo desde hace casi 50 años. El evento organizado por la Campaign for Real Ale (CAMRA) —la organización que defiende la cerveza tradicional británica– ha servido como modelo para otros festivales en todo el mundo, entre ellos el Great American Beer Festival o incluso el Barcelona Beer Festival.
Seguramente, entre las decenas de miles de asistentes no habrá demasiadas personas que estuvieron en 1975 en el Covent Garden londinense. En septiembre de ese año, durante cuatro días, CAMRA organizó su primer gran festival. La cita fue todo un éxito, y aunque oficialmente no recibió la denominación de Great British Beer Festival hasta 1977 —cuando se trasladó al Alexandra Palace—, para muchos este es el primer gran evento de la historia dedicado a la cerveza británica. Los que así piensan están equivocados.
The Brewery History Society, otra asociación tan británica como CAMRA dedicada a preservar la historia cervecera de las islas, encontró en sus investigaciones por bibliotecas y archivos un documento que apuntaba a la celebración de un festival similar más de cien años antes. Tim Holt descubrió en una hemeroteca que el Daily News del 9 de mayo de 1873 anunciaba que en los Jardines Reales de North Woolwich, en la orilla norte del río Támesis, un tal W. Holland organizaba un «Gran Espectáculo de Cerveza Inglesa y Continental». El objetivo era probar Ales, Stouts y Porters con el propósito de comparar y corroborar las cualidades de las producciones de los cerveceros británicos y continentales.
El festival comenzó el lunes 19 de mayo de 1873 y tuvo una duración de seis días. Las cervezas contaron con un pabellón especialmente levantado a tal efecto, en el que estaban distribuidas según los diferentes condados de Gran Bretaña, organización que todavía se mantiene en el Great British Beer Festival.
La noticia aclara que el acceso al evento costaba seis peniques más que la entrada habitual a los jardines, y que los visitantes podían solicitar tickets de degustación en las oficinas del edificio al precio de un chelín cada persona. La entrada les daba derecho a probar cualquiera de las cervezas presentadas al concurso y registrar su voto, valorándolas según su precio y calidad.
La lista de cerveceras participantes recogida por otro medio —el Brewers’ Guardian del 3 de junio de 1873— es muy extensa. Desgraciadamente la mayoría de ellas hace décadas que salieron del mercado, pero entre las extranjeras sobresale la fábrica de Anton Dreher. El fundador de la cervecera austríaca había acompañado 40 años antes a Gabriel Sedlmayer de la cervecería Spaten de Múnich en un tour por Gran Bretaña que está considerado uno de los primeros ejemplos de espionaje industrial; es un apasionante pasaje histórico que tratamos en un capítulo de nuestro podcast.
150 años después las cervezas extranjeras continúan teniendo su hueco en los festivales británicos. La barra del bar de Bières Sans Frontières seguramente volverá a atraer a muchos aficionados que han echado de menos esta experiencia imprescindible. Si bien el GBBF regresó en 2022 tras un paréntesis de dos años a causa de la pandemia de COVID-19, lo hizo con restricciones, por lo que este 2023 promete recuperar el título de «mayor pub del mundo».