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La levadura de cerveza puede combatir células cancerosas

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El cáncer es una de esas enfermedades cuya mención sigue produciendo temor. Su tratamiento puede ser sumamente invasivo y agotador para aquel que lo padece, aun teniendo en mente el deseado objetivo de la curación. Los últimos años han reflejado el fruto de horas de investigación en laboratorios, anunciando nuevos y celebrados descubrimientos que buscan frenar la mortalidad con la que se vincula la enfermedad o limitar las posibilidades de que ésta retorne. 

En uno de estos últimos avances la cerveza o, más concretamente, la levadura de cerveza tiene mucho que decir. Así se desprende, al menos, de la amplia cobertura que medios como Newsweek o las noticias del canal CBS están dando al doctor Ahmad Jomaa cuyo equipo ha descubierto una forma en la que la levadura utilizada para elaborar cerveza puede sobrevivir a la inanición. Esta línea de investigación habilitaría el desarrollo de nuevos tratamientos contra el cáncer.

 

El proyecto ha sido desarrollado por el mencionado Ahmad Jomaa y científicos del Departamento de Fisiología Molecular y Física Biológica de la Facultad de Medicina de la Universidad de Virginia, junto a investigadores del Laboratorio Europeo de Biología Molecular radicado en Alemania. Contando con el apoyo del Programa de Becas Searle y la Sociedad Americana del Cáncer en su investigación descubrieron cómo las células de la levadura entran en estado latente cuando escasean los nutrientes, una suerte de hibernación que explicaría también la capacidad del cáncer para sobrevivir a la escasez de nutrientes que trae consigo el crecimiento descontrolado de las células cancerosas. 

Para ello han utilizado la Schizosaccharomyces pombe, un tipo de levadura empleada durante siglos para elaborar cerveza. Esta especie de levadura se perfila como un organismo que resulta ideal como instrumento de investigación. Tiene un valor incalculable para estudiar estos procesos debido a su gran similitud con las células humanas. La pombe, también llamada "fission yeast" o levadura de fisión –haciendo referencia a su mecanismo característico de división celular– es un hongo unicelular eucariota usado como organismo modelo en biología molecular y biología celular, clave para comprender el ciclo celular. 

Aislada por primera vez de una cerveza africana en 1893 por Lindner, su nombre refleja tal origen ya que pombe significa cerveza en el idioma suajili. Se divide, como se ha indicado, por fisión binaria y produce dos células de igual tamaño.

La levadura puede ser usada para rastrear células cancerosas latentes

Los investigadores buscan ahora identificar un factor que pueda servirles como biomarcador para rastrear estas células cancerosas latentes, ya que a menudo son indetectables en los diagnósticos, dada la falta de marcadores de proliferación, nota que la diferencia de otras células cancerosas. Hallar un medio que identifique a estas células que entran en un sueño profundo, necesario para mantenerse vivas cuando el entorno se vuelve hostil —una fase de letargo que se conoce científicamente como “quiescencia”— para más adelante, simplemente volver a despertar, podría conducir a nuevas estrategias contra la enfermedad. 

Nuevos tratamientos que aprovechen este momento en el que las células cancerosas son más vulnerables por la inanición y, que por lo tanto y sobre el papel, son más fáciles de eliminar, erradicando así la enfermedad. Pertrechados de potentes microscopios —la pombe tiene forma de bastón y mide normalmente de 3 a 4 micrómetros de diámetro y de 7 a 14 micrómetros de longitud– el doctor Ahmad Jomaa y el resto de los integrantes del proyecto procedieron a estudiar qué ocurre dentro de las células de la levadura cuando éstas hibernan. Así, descubrieron que cuando las baterías de las células —las mitocondrias– de levadura hibernan para evitar el estrés, se recubren de ribosomas desactivados, complejas máquinas moleculares que normalmente producen proteínas dentro de las células. 

Para el equipo aún resulta un misterio por qué estos ribosomas inactivos se adhieren a las mitocondrias. Les sorprendió descubrir, además, que los ribosomas se habían unido a la inversa de lo que cabría esperar, utilizando una pequeña subunidad de su anatomía. Algunos barajan que estos ribosomas actúan como medio de protección, a fin de evitar que una célula hambrienta eventualmente termine digiriéndose a sí misma; pero también otra alternativa es que los ribosomas se unan para desencadenar una cascada de señalización dentro de las mitocondrias, es decir, para activar una señal de respuesta al estrés dentro de la batería celular.

En todo caso es una interacción inédita hasta ahora y cuya observación —gracias a la criomicroscopía electrónica de partículas individuales y a la criotomografía electrónica– podría ayudar a descifrar el secreto de cómo las células entran y salen de tal hibernación. No es una cuestión baladí pues esta capacidad de hibernar durante situaciones de estrés refleja la capacidad del cáncer para sobrevivir a la escasez de nutrientes que acompaña al crecimiento descontrolado de las células cancerosas.

Una investigación prometedora que podría revolucionar el diagnóstico del cáncer

Con su investigación, el equipo de Jomaa no solo espera comprender cómo las células regulan la entrada en latencia, sino también cómo despiertan de este sueño profundo. Para ello, afirma que seguirán usando la mencionada levadura porque es mucho más fácil de manipular pese a que también ya investigan actualmente esta cuestión en células cancerosas cultivadas lo cual, puntualizó, «no es una tarea fácil».

«En última instancia, espero que la investigación de mi grupo siente las bases para descubrir nuevos marcadores que permitan rastrear células cancerosas latentes. Estas células no son fáciles de detectar en entornos de diagnóstico, pero esperamos que nuestra investigación genere más interés para ayudarnos a alcanzar nuestro objetivo», añadió.

Interés que, ya sea por lo curioso, ya por lo relevante que puede llegar a ser cualquier avance para combatir el cáncer, sí ha conseguido acaparar el foco de atención de los medios, tal y como se ha apuntado. Los investigadores han publicado sus hallazgos en la revista científica Nature Communications.

Institucionalmente, la Universidad de Virginia cuenta con un Centro Oncológico fundado en 1984 que fue reconocido como centro oncológico integral desde 2022 por el Instituto Nacional del Cáncer. Categoría integral que se otorga solo a los centros con los mejores programas de investigación y tratamiento del cáncer a nivel nacional. Compuesto por más de 250 profesionales y 25 departamentos —incluida la Facultad de Medicina— es una institución de primer nivel en la investigación básica de la enfermedad, con aportaciones sustanciales a la comprensión de la biología celular y molecular del cáncer. 

Entre sus hitos se encuentra haber contribuido a descubrir cuáles son los genes que causan el cáncer; estudiar los antígenos tumorales, aquellas proteínas o moléculas que solo se encuentran en las células cancerosas y no en las normales; la regulación epigenética, esto es, el estudio de los cambios en la función de los genes que son hereditarias y que no son debidos a alteraciones en la secuencia de ADN; o el tratamiento farmacológico de cánceres que hasta hace relativamente poco se consideraban como intratables. 

Luchan en distintos campos para prevenir la enfermedad, desarrollan campañas contra factores de riesgo como el tabaco o la obesidad, mientras sus pacientes reciben una atención especializada e integral en este marco de tratamiento e investigación. 

Lo cierto es que, si la cerveza ya resulta un producto excepcional por sí solo a nivel organoléptico, resulta aún más satisfactorio comprobar que la bebida sigue contribuyendo de una forma u otra a cuidar la salud del ser humano. A sus beneficios en los campos nutricionales o como antioxidante, sobradamente respaldados por estudios y siempre que se opte por un consumo moderado y responsable, puede sumarse ya su ayuda en la investigación de una de las grandes enfermedades de nuestro tiempo. 

 

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Este hallazgo científico es solo una muestra del increíble potencial que esconde cada vaso.

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