Este junio, el ambiente no debió de ser demasiado alegre en el la Maison des Brasseurs, sede en Bruselas de los cerveceros belgas. Las cifras concluían algo que ya se intuía: las exportaciones y las ventas en el sector hostelero habían vuelto a caer en 2024. Concretamente, el consumo interno descendió un 2,1%, y las exportaciones lo hicieron en un 3,4% hasta los 14,5 millones de hectolitros, afectando especialmente a las ventas fuera de la UE.
A pesar de los desafíos, la asociación afronta la situación con optimismo ya que la cerveza belga sigue siendo un producto de exportación popular, con el 7% de la producción vendida internacionalmente. Además, esta caída supone una ligera mejora con respecto a las cifras de 2023, cuando el sector registró un descenso del 7,5%.
Por otra parte, la búsqueda de nuevas líneas de negocio de las cerveceras puede ser algo positivo para los consumidores. Si hasta ahora los cerveceros más clásicos apenas presentaban novedades y el resto de sus colegas limitaban la oferta a algún producto para la temporada navideña o la Belgian Beer Weekend, el gran evento dedicado a la cerveza belga que cada septiembre llena la Grand Place de Bruselas. En los últimos años la situación ha cambiado.
Fundada en 1821 en la localidad de Roeselare, en la provincia de Flandes Occidental, Rodenbach es el máximo exponente de las Flemish Red Browns. Conocidas popularmente como rojas flamencas, estas cervezas que acaban de obtener el sello de Indicación Geográfica Protegida de la Unión Europea, se caracterizan por su acidez agridulce y su sabor refrescante, cualidades obtenidas en buena parte a causa de su maduración en barricas de roble.
La cervecería se hizo un nombre gracias a Eugène Rodenbach, quien, además, de estudiar la vinificación de la cerveza, también optimizó el proceso de maduración en fudres. Todavía hoy estos enormes depósitos de roble siguen usándose y las icónicas salas de fudres de Rodenbach, reconocidas a nivel mundial, albergan 294 ejemplares, algunos con más de 150 años de historia. Afortunadamente, están protegidos como patrimonio industrial por la Comunidad Flamenca.
Frambuesa, mango y 24 meses de roble: así es la nueva Rodenbach
A principios de este siglo, bajo la gestión de Palm, la cervecería vivió una restauración completa de sus instalaciones y una puesta al día del equipo de producción. Más recientemente, en la línea de lo anteriormente comentado, Rodenbach ha iniciado un proyecto de etiquetas especiales que siempre despiertan gran interés. Este verano los aficionados han podido disfrutar de Rodenbach Evolved Caractère, la tercera de una serie de edición limitada que comenzó hace dos años con Evolved Grand Cru y continuó con Evolved St. Georges.
Definida como «una audaz evolución ---no reinvención--- de la icónica Caractère Rouge, el estilo más expresivo y frutal de Rodenbach», la nueva creación es el resultado de:
- 24 meses de crianza en barricas de roble
- Maceración con frambuesa y mango
- Una acidez refinada
- Dulzor tropical
- Intensidad afrutada profunda
La nariz se abre con frambuesa madura y notas sutiles a mango, mientras que en boca se desarrolla un juego armonioso de acidez y fruta, respaldado por:
- Elegante color dorado rosado
- 7% de alcohol
- Delicado amargor (10 IBUs)
Según la cervecera flamenca, esta nueva cerveza es ideal como aperitivo. «Servida bien fría en una copa elegante, esta cerveza ofrece un comienzo vigorizante para una noche de verano. Su fresca acidez y sus aromas afrutados la convierten en una alternativa refinada a los aperitivos clásicos como el cava o el vermú», comentan.
Los productores de Lambic son especialmente creativos
Junto a la Flemish Red Brown y la Oud bruin, la Lambic es uno de los estilos más característicos de Bélgica. Sus elaboradores son respetados en todo el planeta, pero esa reputación no está lastrada por la falta de creatividad y también ellos lanzan al mercado novedades interesantes. En las pasadas semanas, Cantillon, Timmermans y Oud Beersel han alegrado muchos paladares.
Cantillon, la cervecería-museo de Bruselas, ha puesto a la venta de forma muy limitada algunas de sus ediciones especiales. Además de las conocidas Iris y Nath, en la oferta de temporada destaca La Corvée, que luce una nueva etiqueta del artista Ammo. En ella se representa la Torre Curon, en Arbois, donde Bénédicte y Stéphane Tissot cultivan sus uvas. Además, en la ilustración, puede verse como un campo de trigo bajo la Torre Curon da paso a un viñedo que se extiende a la sombra de la Grand Place de Bruselas. Para conseguir La Corvée, Cantillon mezcla el orujo de los viñedos del Domaine Tissot con Lambics propias de dos años.
En lugar de uva, Timmermans ha optado por trabajar con el lúpulo. La receta de su nueva Oude Gueuze Dry Hopped usa las variedades Idaho 7, Sultana y Azacca, que complementan las notas clásicas a heno, cuero y la suave acidez marca de la casa con aromas a naranja, mandarina y frutas de hueso. El conjunto se remata con delicadas notas a resina de pino y cáscara de cítricos.
Desde hace dos años, Oud Beersel organiza sus Lambic Days. Además de visitas a la fábrica, catas comentadas por Gert Christiaens ---cervecero y propietario-- y música en directo, la cervecería del Brabante Flamenco presenta nuevos productos. Entre las tres nuevas Geuzes que estarán disponibles desde el 5 de septiembre destaca Oude Geuze Cuvée Christiaens. Se trata de solo 399 botellas en formato magnum (150 cl) con las que se celebra el 20 aniversario de la reapertura de la fábrica.
Belle-Vue Gueuze anuncia su salida del mercado
Desgraciadamente, a pesar de su prestigio entre los aficionados a la cerveza y su inmensa tradición, algunas Lambics no han encontrado suficiente público como para ser viables económicamente. Eso es lo que parece que le ha pasado a la Gueuze Belle-Vue, que acaba de anunciar su salida del mercado.
La marca bruselense seguirá existiendo con sus etiquetas más comerciales: más dulces y con chapas en lugar de corchos. La idea de este tipo de productos se remonta a la posguerra y surgió de Constant Vanden Stock. El antiguo propietario de Belle-Vue y presidente del club de fútbol Anderlecht consiguió un éxito sin precedentes con estos productos, alcanzando su máximo esplendor entre las décadas de 1960 y 1980, con una producción anual estimada de 130.000 hectolitros. Fue en 1991 cuando Interbrew (actualmente AB InBev) adquirió la cervecería.
El interés por parte de consumidores más exigentes que apreciaban el sabor rústico e intenso de los productos más auténticos hizo que el coloso cervecero reanudase discretamente la producción de Gueuzes tradicionales en 2018. Con ello, según los especialistas, perseguía un doble objetivo: satisfacer la demanda y, al mismo tiempo, mejorar la gama de Gueuzes y Krieks de Belle-Vue. Siete años después, parece que estos objetivos ya no son relevantes.
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