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Alrededor de 1775 operaban en París una veintena de fábricas de cerveza, la mayor de ellas era la Cervecería de la Hortensia. Situada en el barrio de St Antoine, a pocos metros de La Bastilla, era propiedad de Antoine-Joseph Santerre.

 

Antoine-Joseph, que era hijo de un cervecero de la pequeña ciudad de Saint Michel en Thiérache que se había mudado a París buscando fortuna, compró en 1772 la Cervecería de la Hortensia por 65.000 francos, cuando solo tenía 20 años. Como era habitual en la época, en las instalaciones además de elaborar cervezas se malteaba el cereal.

 

Santerre estaba fascinado por la Porter que llegaba a París –en su mayor parte era de Henry Thrale, el mayor fabricante del momento- y envió a su hermano François a Londres para que aprendiese las técnicas de producción inglesas. Antoine-Joseph fue el primer cervecero francés en usar el termómetro y secar la malta con carbón coque, en lugar de leña. También fue el pionero en usar la máquina de vapor.

 

Según los diarios del famoso literato Samuel Johnson, él y su amigo Henry Thrale presenciaron en París el momento en el que prendió la llama revolucionaria en Antoine-Joseph. Un caballo de su cervecería se interpuso en el camino de un desfile real, un oficial del ejército sacó su pistola y disparó al animal, un acto que llenó de ira a Santerre.

 

 

Antoine-Joseph Santerre en la Revolución Francesa

 

Antoine-Joseph ya gozaba del aprecio de sus vecinos. Era especialmente querido entre las clases más desfavorecidas porque durante las épocas de hambruna repartía comida y donaba importantes sumas para ayudar a los pobres del barrio de St Antoine.

 

Cuando estalló la Revolución, Santerre dirigió el asalto la Bastilla, siendo herido en el ataque. Con la formación de la Guardia Nacional recibió el mando del destacamento del barrio, convirtiéndose su cervecería en un lugar habitual de reunión para los revolucionarios.

 

Antoine-Joseph también jugó un papel muy importante en el ataque el 10 de agosto de 1792 a las Tullerías, el palacio real. Como comandante de la Guardia Nacional estuvo a cargo del rey Luis XVI durante su encarcelamiento y juicio, y fue Santerre quien lo llevó a la guillotina el 21 de enero de 1793.

 

 

Antoine-Joseph Santerre tras la Revolución Francesa

 

La carrera militar de Antoine-Joseph no fue muy gloriosa. Tras la derrota de las tropas revolucionarias en las batalla de Saumur y Coron, fue enviado a prisión, donde permaneció hasta la caída de Robespierre, en julio de 1794.

 

Tras su liberación intentó volver a dirigir su fábrica, pero tras años de abandono el negocio estaba en la bancarrota por lo que decidió probar suerte como tratante de caballos y especulador inmobiliario. La suerte no le sonrió, y pese a que Napoleón le había devuelto el rango de general de brigada, se vio obligado a vivir con uno de sus hijos en un pequeño apartamento de París.

 

Aún con problemas mentales y tratando de dar esquinazo a sus acreedores, fue capaz de escribir “L’Art du Brasseur”, un pionero manual dedicado a la elaboración de cerveza que puede ser considerado su testamento, ya que poco tiempo después falleció a causa de un derrame cerebral solo y arruinado.

 

El recuerdo de Santerre permanece en las obras de autores como Victor Hugo, Alejandro Dumas, Antony Trollope o la Baronesa Orczy (creadora de la Pimpinela Escarlata), que lo incluyeron como personaje en sus novelas ambientadas en la época de la Revolución Francesa.