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¿Adiós a la cerveza de barril? Tradición en peligro en el siglo XXI

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En el portal pionero en la valoración de cervezas tienen claro que el cierre temporal de bares y restaurantes a causa del COVID-19 aceleró el ritmo de la desaparición de la cerveza de barril en Norteamérica, opinión corroborada por la empresa de datos Draftline Technologies estima que entre el 7 y el 13 % de todas las líneas de cerveza de barril están vacías (instaladas y listas, pero no sirven cerveza). Si la tendencia continúa, la cerveza de barril podría convertirse en una excentricidad o, tal vez, en una reliquia.

 

No deja esto de generar cierta nostalgia ante lo que parece un camino de no retorno de uno de los elementos que más se vinculan en el imaginario colectivo al mundo del bar y la cerveza, tanto en el viejo como en el nuevo continente. Para muchos, una jarra proveniente de barril mejora por sí misma toda la experiencia de disfrutar de esta bebida. Todo el proceso es una auténtica diversión que merece el desplazamiento hasta cualquier establecimiento donde se sirva. En este sentido se posicionaba, al menos, Jason Pratt, que es una de las pocas personas en el mundo que ha alcanzado el rango de Maestro Cicerone y que es presidente del Programa homónimo. 

 

El título de Maestro, uno de los más altos reconocimientos y reputados certificados entre los profesionales de la cerveza, se logra tras superar unas complejas pruebas que avalan y certifican la aptitud y conocimientos en el mundo de esta bebida. Se trata, en definitiva, de la opinión, de alguien que disfruta y ha analizado en profundidad la cerveza. Para él, al beber cerveza de barril se crean experiencias memorables «la mayor parte del tiempo, de muchas maneras diferentes. 

 

Conlleva una camaradería. Forma parte de estar lejos de casa, ya que es algo que la gente no puede recrear». Recuerda con añoranza un sorbo de cerveza de hace ya una década. Una experiencia que tuvo lugar durante lo que él llama "una peregrinación" a la localidad californiana de Santa Rosa, concretamente a la Russian River Brewing Company para probar una rara muestra de Plinio el Joven. 

 

Fundada en 1997 esta cervecera destaca por su catálogo de sours e IPAs y muy especialmente por el reclamo de esta triple IPA, intensamente cítrica y que recuerda al escritor y abogado romano. Su comercialización es sumamente especial, ya que esta etiqueta se puede consumir únicamente en la cervecería y solamente una vez al año, suponiendo un reclamo entre los amantes de la bebida más fervorosos. Aunque Pratt habrá consumido más de unas cuantas pintas exclusivas a lo largo de su carrera, el primer trago de Plinio el Joven de barril permanece invicto en su memoria. 

 

La cerveza de barril como experiencia multisensorial

Pratt aprecia la cerveza de barril como una experiencia multisensorial. Es un verdadero arte que apela al consumidor, una suerte de teatro, según él, que puede servir para atraer a la gente. Una obra de teatro, cabría decir, que tiene varios actores protagonistas. Por un lado, y al igual que ocurre con el vino, las copas de cerveza juegan un papel decisivo como recipientes que pueden servir para resaltar y atesorar los aromas de la cerveza. 

 

Por otro lado, también cuenta con un rol destacado el gas particular que se emplea para extraer la cerveza del barril. El uso de gas nitrógeno o de dióxido de carbono permitirá crear una textura más o menos sedosa y el empleo por el barman de un grifo estándar o los cada vez más extendidos side-pull permiten graduar la densidad de la espuma en esta bebida. 

 

Es también una obra que lleva mucho tiempo en cartel. Si nos trasladamos a Europa, pensar en el barril implica mencionar ineludiblemente los pubs británicos, o visualizar los carros tirados por caballos llenos de los mismos. Un análisis pormenorizado del recipiente implicaría un ejercicio histórico que se retrotrae mucho tiempo atrás y que ha experimentado constantes modificaciones. Una evolución a la que tampoco la cultura estadounidense resulta ajena. El Atlántico no supuso límites y tampoco la Prohibición implicó una sentencia de muerte para al barril. 

 

Al contrario, cuando el país americano se encontraba al borde de la aprobación de la Ley Seca —la aciaga fecha del 19 de enero de 1920— los estadounidenses adquirían su cerveza principalmente de barril. Las botellas eran caras y pesadas y por entonces los refrigeradores a nivel doméstico prácticamente no existían, por lo que el vidrio no eran una alternativa viable. 

 

En consecuencia, casi toda la cerveza se servía en los bares y tabernas, en salones de aquellos años de entre guerras donde los barriles de madera conformaban un atrezo más de un escenario al que los consumidores disfrutaban yendo. En consecuencia, a principios del siglo XX, se gestaba una rica y profusa cultura de la cerveza de barril en Estados Unidos. 

 

La Generación Z y el cambio de hábitos que amenaza a la cerveza de barril

 

Los datos, sin embargo, no mienten y en este siglo XXI parece que el mágico teatro del servido de la cerveza de barril es una obra con cada vez menos público. El pasado año sólo el 9% de la cerveza vendida en Estados Unidos estaba envasada en barril mientras que el resto se bebía en botellas o latas. La predilección por estos envases lleva décadas asentándose entre los estadounidenses, pero se ha perpetuado con la nueva Generación Z. No es extraño, dada la tendencia de los jóvenes Z a desarrollar planes en su domicilio. Una tendencia que se vio reforzada por los cierres de la pandemia, cuando quedarse en casa se convirtió en el modo social predeterminado. 

 

El confinamiento y esta clausura forzosa de bares y restaurantes, supuso acelerar el declive previo de las ventas en barril, ya lastrado por otros factores, como el ya mencionado gusto por los planes caseros o la creciente predilección del público por otras alternativas, como las que representan los cócteles y espirituosos. Un abandono progresivo del barril para el que no se aprecian indicios de recuperación.  

 

También poco esperanzada respecto a su futuro se muestra Maureen Ogle, historiadora y autora de la obra Ambitious Brew: A History of American Beer. Para ella, es un proceso que no tiene vuelta atrás y que no es nuevo: «La idea de sentarnos en un bar y beber cerveza de grifo la hemos estado perdiendo durante décadas por muchas razones que no tienen nada que ver con las virtudes en concreto de la cerveza de grifo».

 

Nadie duda, por tanto, del carácter excepcional de la cerveza de barril, pero también mucho consumidor se queja de la aventura que supone esta opción: la infrautilización de las líneas de servido puede derivar en desagradables sorpresas cuando pretendes disfrutar de una pinta recién servida. Muchos optan por este motivo por la estabilidad y garantía que se encuentra en la cerveza envasada en latas y botellas que, además, conserva también todo el sabor. 

 

Pero, volviendo a Pratt, renunciar al barril implica algo más que decir adiós a una dimensión sensorial, significa despedirse de la camaradería que él mencionaba, de un valor intangible de carácter cultural. A ello se refiere también Liz Garibay, directora ejecutiva del Beer Culture Center, organización sin fines de lucro que tiene por objetivo compartir historias sobre cómo la cerveza ha dado forma a la humanidad, tanto en el pasado como en la actualidad. Liz loa todo lo que rodea al servido de cerveza en barril. 

 

Para ella, «Cualquier buena experiencia de aprendizaje será multisensorial». Solo el barril es capaz de crear un contexto, un espacio para la comunidad como el que evocan la industria hotelera. Más allá de no poder acceder a los aspectos organolépticos que proporciona una pinta de barril bien servida, a Garibay le preocupa que si desaparece el mismo se acabe definitivamente una forma de cultura, un lugar donde reunirse y un excepcional incentivo para salir de casa y disfrutar de la bebida en comunidad.

 

 



El mundo de la cerveza está cambiando y con él nuestras costumbres y espacios para disfrutarla. ¿Cómo evolucionará este mercado? ¿Qué nuevas tendencias marcarán la forma en que compartimos y saboreamos una cerveza? Descubre más sobre la historia, las curiosidades y las transformaciones del sector cervecero en nuestro blog sobre cerveza de Amantes Cerveceros. ¡Te esperamos!