No solo de cebada vive la cerveza. Aunque es la mejor aliada para elaborarla, la malta de cebada a veces va acompañada de otros cereales que le otorgan al resultado sus particulares características.
Es una de las cervezas de otoño más icónicas y populares: la Pumpkin Ale, la cerveza de calabaza. Una receta que surgió en la América colonial del siglo XVIII y que resucitaron los cerveceros craft estadounidenses en la década de 1980, pero que también ha tenido su versión gallega.
Cuando los colonos europeos llegaron a EE.UU. en el siglo XVII y XVIII se encontraron con un producto perfecto para resistir los crudos inviernos de Nueva Inglaterra: la calabaza. Versátil, prolífica y fácil de cultivar, se convirtió en uno de los ingredientes estrella de su dieta, a falta de otros productos típicos de su tierra.
Pronto vieron en este ingrediente una opción para elaborar un alimento básico en la gastronomía europea: la cerveza. El cultivo de cereales para maltear, como el trigo y la cebada, escaseaban en estas nuevas tierras, así que los europeos hicieron de la necesidad una virtud y empezaron a usar la calabaza para obtener los azúcares y los almidones necesarios para la fermentación. Incluso las primeras cervezas de calabaza apenas llevaban malta, eran más bien un fermentado del zumo o mosto de calabaza. Posteriormente, se comenzó a combinar en mayor medida la calabaza y la malta de cebada.
Esas primeras Pumpkin Ale eran principalmente una bebida de campesinos, pero hay quien dice que hasta alguno de los padres fundadores de EE.UU., como Thomas Jefferson o Benjamin Franklin, incluyeron la calabaza en sus recetas.
La calabaza es un ingrediente que funciona muy bien con los sabores otorgados por las maltas tostadas, pero —quizás por influencia del pastel de calabaza— otros ingredientes típicos de esta época fueron incorporándose a las recetas de las Pumpkin Ale. Es el caso de la canela, el clavo, la nuez moscada e incluso la vainilla o el jengibre.
Un padre fundador fue también el germen de la recuperación de estas cervezas en el siglo XX. William Owens, propietario de la Buffalo Bill’s Brewery, encontró a mediados de los años 1980 una receta de cerveza de calabaza que elaboraba George Washington y decidió modernizarla. Hoy en día, la Pumpkin Ale de Buffalo Bill, a la que añadieron nuez moscada y clavo de olor, está considera la primera versión moderna de este estilo de cerveza de temporada.
¿Cómo se hace una cerveza de calabaza?
Entre las sorprendentes recetas que ha elaborado la marca Fábrica de Cervezas no podía faltar una cerveza tan otoñal como la cerveza de calabaza, una particular versión gallega que se lanzó en el 2018. ¿Y cómo se hizo esta cerveza?
Partiendo de ingredientes naturales, se incorpora el puré de calabaza durante la elaboración del mosto. El objetivo es que los aportes sensoriales de este ingrediente estén presentes en la cerveza terminada.
Durante la guarda se le añaden también ramas de vainilla troceada que reposan en la cerveza con calma para dotarla de aromas y sabores.