En una entrevista concedida a principios de este año, el ex-presidente de Estados Unidos Barack Obama dejó muy claro que no se arrepentía de haber dado la orden que acabó con la vida de Bin Laden, el terrorista líder y fundador de la organización terrorista, Al Qaeda.
«Lo hice muy intencionadamente. Habitualmente describimos la guerra o la lucha contra el terrorismo en términos asépticos, pero, a veces, la guerra, es necesaria. No me arrepiento de haber dado la orden de la operación que acabó con la muerte de Bin Laden porque estaba planificando el asesinato de gente inocente, algo que ya había hecho antes”, declaró Obama.
Uno de los responsables de cumplir esa orden fue el ex Navy SEAL, Robert O’Neill, a quien se le atribuye el mérito de disparar las balas que acabaron con la vida del sanguinario terrorista un 2 de mayo de 2011 en Abbottabad, Pakistán.
Retirado del servicio, O’Neill ha decidido emprender una nueva carrera, decantándose por el mundo de la cerveza. La propuesta del militar se aleja bastante de lo que actualmente asociamos con el consumidor de cerveza craft, personaje al que ridiculiza en un vídeo no exento de humor, pero con un alto contenido en testosterona, realizado para obtener financiación para su compañía, bautizada como Armed Forces Brewing Company.
Con dos cervezas en el mercado —la IPA ‘Special Hops’ y la Lager ‘Cat Shot’- Armed Forces se compromete con todos aquellos que estén dispuestos a invertir en su compañía a que al menos el 70% de su fuerza laboral sean veteranos. Creada en 2019, la campaña tiene como objetivo recaudar 7.5 millones de dólares para construir un centro de producción que garantice que las cervezas puedan llegar “a la mayor cantidad de estadounidenses posible”.