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La historia cervecera oficial de Brasil sostiene que los holandeses nunca llegaron a producir esta bebida en la región. Se decía que habían estado a punto de ello, pero la expulsión por los portugueses habría provocado que el barco en el que venía el equipo, cerveceros e ingredientes tuviese que regresar a los Países Bajos. 

 

Recientemente, el historiador brasileño Victor Augustus Graciotto Silva, autor de Cervejarias de Curitiba, ha rebatido esa teoría, afirmando que un tal Dirck Dicx sí elaboró cerveza en el país y muy probablemente fue el primer cervecero de Sudamérica. 

 

Para saber más sobre Dicx tenemos que desplazarnos a Haarlem, una ciudad ubicada a las afueras de Ámsterdam en la que la producción de cerveza siempre ha sido una actividad muy importante. Según la arqueóloga local, Anja van Zalinge, en 1430 funcionaban docenas de fábricas, la mayoría ubicadas a orillas del Spaarne y en el canal Bakenessergracht. Estaban allí por el buen suministro de agua, algo en lo que –junto con la abundancia de turba— Haarlem tenía ventaja frente a otras localidades cercanas. 

 

Van Zalinge también concluye que en la práctica totalidad de los tres millones de litros que se producían anualmente en el siglo XV se usaba gruit, la combinación de hierbas que antecedió al lúpulo. 

 

Uno de los cerveceros más importantes del Haarlem de principios del siglo XVII era Dirck Diricksz, propietario de la Brouwerij Het Scheepje, una fábrica cuyos orígenes se remontaban a 1351, cuando operaba bajo el nombre De Vogel Struijs. Dirck Diricksz fue un hombre prominente en la ciudad, ocupando varias concejalías y llegando a ser alcalde. Su hijo, el anteriormente mencionado Dirck Dicx, también se formó como cervecero, pero no ejerció en la fábrica familiar, sino que comenzó a trabajar en De Halve Maen —nada que ver con la famosa “media luna” de Brujas—

 

Por la diferencia de edad no podemos afirmar que Dirck Dicx compartiese cervezas en su juventud con el pintor Frans Hals, pero estamos seguros de que lo hizo tras posar para este artista barroco. Hals estaba especializado en retratos y obras colectivas, sobresaliendo entre estas últimas los lienzos dedicados a la schutterij, una milicia o guardia cívica habitual en las ciudades de los Países Bajos. 

 

Al estar constituidas como gremio, además de su labor primigenia de defender la ciudad de ataques españoles, las schutterij desarrollaban obras de caridad y apoyo a los vecinos, lo que hacía que aquellos que ocupaban puestos de importancia en ellas gozasen de gran prestigio. En Haarlem, las más reputadas fueron las de St. Bavochurch, St. Sebastian, St. Hadrian y sobre todo St. Joris, a la que pertenecieron Frans Hals y Dirck Dicx.  

 

A tenor de las imágenes que nos han llegado y de lo que podemos extraer de la documentación histórica, todo parece indicar que Dicx disfrutaba más de la camaradería y del estatus que daba pertenecer a la milicia que de la elaboración de cerveza. Dicx aparece en dos de los lienzos más importantes de Frans Hals. El primero de ellos, firmado en 1627, representa el banquete de despedida de los oficiales de la milicia de St. Joris. Gracias a una placa en la que se detallan todos los nombres de los que aparecen, sabemos que Dicx es el abanderado central.  

 

En el segundo, Dicx sigue apareciendo como abanderado en un grupo de diecinueve hombres. La composición de cuatro metros recoge tres brigadas de la guardia cívica de St. Joris y fue pintada en 1639, un año antes de que Dicx se embarcase camino de Recife bajo las órdenes de Juan Mauricio de Nassau-Siegen, gobernador del Brasil holandés.  

 

Los historiadores creen que Dicx nunca contrajo nupcias en Europa. Se basan para ello en su puesto en la schutterij: los abanderados eran la figura más prestigiosa de una milicia ya que se les exigía un enorme arrojo por el riesgo que implicaba portar el estandarte y la obligación de permanecer en el campo de batalla hasta que el combate hubiese terminado. Ese compromiso implicaba que no tuviesen familia a la que dejar desamparada en caso de fallecimiento. 

 

Y si hablamos de familia, todo parece indicar que Dicx debió distanciarse de la suya. En los archivos catastrales de Haarlem se recoge que después de la muerte de su padre, la cervecería Het Scheepje pasó a su madre Cornelia, quien se la dejó en herencia a su hermana Agaath, permaneciendo en manos de la familia Dicx hasta 1818, momento en el que era la única fábrica de la ciudad.  

 

El último registro que se tiene de Dicx es de 1750; en él se confirma que sigue en Brasil, pero no aclara si estuvo elaborando cerveza o se dedicaba a otros menesteres más lustrosos.