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Más cerveza, menos vino: así está cambiando el consumo de alcohol en Francia

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Hasta no hace mucho resultaba difícil imaginar que Francia había llegado a ser una de las grandes potencias cerveceras europeas, con fábricas que rivalizaban con las alemanas y las británicas. El vino siempre estuvo ahí, pero fue tras la Revolución Francesa, y muy especialmente a partir de los conflictos mantenidos con Alemania, cuando dejar la cerveza en favor del vino se convirtió en algo patriótico, quedando relegado el cereal fermentado a zonas muy concretas del norte del país. 

 

Actualmente, la cerveza está experimentando un crecimiento tan espectacular en Francia que atrae las miradas de fabricantes de otras partes de Europa. Por el contrario, el consumo de vino ya sea tradicional, natural o espumoso, está en retroceso. Este cambio claramente refleja una evolución en los gustos y hábitos de los hogares franceses, donde, hasta hace muy poco, reinaba la uva en régimen casi dictatorial.

 

El consumo de cerveza supera al vino en los hogares franceses

Según un estudio de FranceAgriMer, entre 2019 y 2023, los vinos representaron el 40% del volumen de las bebidas con alcohol adquiridas en el hogar, frente al 58% del período comprendido entre 2007 y 2011. Por el contrario, la cerveza vio aumentar su cuota del 29% al 45%, superando ahora al vino. 

En general, el consumo global de alcohol está disminuyendo en Francia desde los años sesenta, una tendencia que se aceleró durante la crisis sanitaria de la pandemia. 

 

Entre 2007-2011 y 2019-2023, la cantidad de alcohol adquirida anualmente por hogar disminuyó de 58 litros a 44 litros. Un hogar francés compra hoy en día una media de 26 litros de cerveza al año, frente a 24 litros de vino. Complementariamente, la cerveza también resulta cada vez más atractiva para un espectro más amplio de hogares, habiendo llegado al 80% de los domicilios entre 2019 y 2023.

 

Según los analistas, son varios los factores que explican este nuevo idilio de los franceses con la cerveza. La conciencia de los efectos nocivos para la salud y la adopción de hábitos de consumo más saludables, apoyadas por una menor presión social están empujando a los franceses a moderar su consumo. En este contexto, la cerveza se beneficia de un contenido de alcohol más bajo que el vino. Además, goza de una imagen más relajada y accesible que la del vino, a menudo asociado con comidas largas y formales.

 

Otro argumento de peso es la factura. El precio medio de un litro de cerveza comprado por un hogar francés fue de 2,60 euros entre 2019 y 2023, cifra alejada del precio medio del litro de vino (5 euros) o del espumoso (12 euros).


No menos importante es el hecho de la aparición de decenas de nuevos fabricantes de cerveza con un nivel muy alto. Numerosas cervecerías artesanales han abierto sus puertas, incluidas microcervecerías locales, participando en una estrategia de “premiumización” de la cerveza, estimulada también por grandes productores industriales. La popularidad de las cervezas sin alcohol (incluidas en la categoría de cerveza por FranceAgriMer) también ha contribuido al impulso.

Jóvenes, cerveza y vino

Recientemente, Vin & Société —una asociación que agrupa a 28 organizaciones relacionadas con el vino francés— hizo un encuesta entre consumidores de 18 y 25 años. Buscaba saber cómo percibía el vino una generación que ha integrado la moderación y para la que la sobriedad se está poniendo de moda. 

 

La respuesta de los que tienen edad para beberlo es bastante clara: el vino, especialmente el tinto, es la bebida de la generación anterior, de sus padres o incluso de sus abuelos. ¿Quiénes lo consumen? Un club de élite que reúne a personas mayores de 50 años que disponen de medios. 

 

Según el estudio, comprar una botella es una experiencia dolorosa y en el proceso se carece de orientación. Sin embargo, los jóvenes entrevistados no rechazan el vino, ya que lo asocian a imágenes positivas como las comidas familiares, al propio país, a un producto de calidad, distinguido y noble. 

 

Nacidos en un mundo conectado, según Vin & Société, estos jóvenes que pasan una media de 4,5 horas al día en las redes sociales no encuentran mucho vino, ya que está poco presente en su mundo y en sus actividades de ocio. Sin embargo, como producto local, podría satisfacer unas aspiraciones de consumir mejor que sí han logrado las nuevas cerveceras locales y las marcas importadas que van más allá de la Lager.

 

El gobierno francés pone en la mira a la cerveza artesanal

No obstante, no todo es idílico para las bières artisanales françaises. En un marco de crecimiento e interés, tras padecer las consecuencias de la pandemia de Covid-19 y el aumento de los costes energéticos, los cerveceros franceses se enfrentan ahora a un nuevo enemigo que no surge de los viñedos ni de las bodegas sino de las oficinas del palacio del Elíseo.  

 

En el marco del proyecto de ley para la financiación de la Seguridad Social, cuyo presupuesto fue incrementado en casi mil millones de euros por una comisión de asuntos sociales, diversos productos, como el tabaco, el azúcar y el alcohol, están en la mira del gobierno. Los sindicatos cerveceros del Grand Ouest se han manifestado totalmente en contra de las medidas y llevan varios meses pidiendo al gobierno que elimine inmediatamente este posible aumento que, nuevamente, lastraría el desarrollo de la cultura cervecera gala.



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