El autor de la obra pictórica más extensa del mundo, Las Estrellas del Camino, no solo es un virtuoso del spray. Mon Devane, tiene muchas anécdotas alrededor de una cerveza y hoy ha decidido contarnos algunas de ellas.
– ¿Cuál es tu lugar favorito para beberte una cerveza?
Aunque cualquier sitio es bueno para tomarse una caña, mi lugar predilecto es el chiringuito de la playa. Si no es verano o no hay chiringuito, una buena terraza siempre es bienvenida.
– ¿Y tu mejor acompañante para tomarse una caña?
La mejor compañía son familia que son amigos o amigos que son familia.
– ¿Un momento especial de tu vida que hayas celebrado con cerveza/que relaciones con la cerveza?
Recuerdo especialmente el día que contraje matrimonio. Una boda bastante atípica acudiendo con nuestros dos testigos los primeros al ayuntamiento a celebrar nuestro enlace. Pese a ser las 10 de la mañana cuando salimos de la “ceremonia”, no dudamos en brindar con unas cervezas, y de ahí en adelante…
– ¿Recuerdas cuándo y/o dónde tomaste tu primera cerveza?
Lo cierto es que no tengo ni la más remota idea.
– ¿Qué tipo de cerveza es tu favorita?
Últimamente me gustan bastante las Pale Ale rubias, aunque estoy muy lejos de ser un experto.
– ¿Y cuál es la cerveza más rara que has probado?
No sabría decir, aunque sí recuerdo que cuando cursé una beca en Praga visitamos un bar en el que hicimos una cata de muchas cervezas, y alguna creo recordar que era bastante rara.
– ¿Qué música te gusta escuchar mientras tomas una cerveza?
La música que predomina en mis listas es música urbana como el rap, trap o electrónica. Aunque con los años abres la mente y hoy en día escucho todo tipo de géneros musicales.
– Tus rituales o manías para tomarte una cerveza “perfecta”
Que una caña bien tirada y mi gran manía de siempre centrarla de manera perfecta en el posavasos.
– Tienes alguna anécdota que puedas contarnos donde la cerveza fuera protagonista
“Recuerdo” en otro de mis viajes asistir en Dinamarca con unos amigos a una especie de October Fest en la escuela de arte a la que asistíamos. Y recuerdo después, tras varios litros de cerveza, cargar con esa pesada jarra de gran tamaño a cuestas por todo Copenhague toda la noche para traerla de vuelta a España. Las anécdotas que hubo por el medio ya no las recuerdo tanto, pero la jarra aún la conservo.