Formalmente, las Lagers de Invierno mantienen una relación con las Bockbiers germanas y las Winter Warmer británicas. Decimos formalmente, porque comparándolas con las primeras resultan más contenidas en alcohol y menos intensas, mientras que si las enfrentamos a las “calentadoras de invierno” -además de tratarse de tipos de fermentación opuestos- las diferencias son más que significativas.
No solo no mandarán los matices afrutados ni los taninos, sino que al tener una vinculación tan estrecha con la tradición germana, la larga sombra de la Reinheitsgebot se deja notar. Se deja notar porque la Ley de la Pureza veta cualquier ingrediente que no sea el consabido cuarteto de agua, malta, lúpulo y levadura.
Cervezas de invierno
¿Entonces, en qué radica la formalidad de la relación? Básicamente, en que las tres son magníficas cervezas para los períodos más fríos del año. Es en este momento en el que son comercializadas por las cervecerías que las producen en todo el mundo, convirtiéndolas en las cervezas de temporada por antonomasia.
Mientras que la tradición de las Bockbiers y sus variantes tiñe de rojo diferentes períodos del calendario cervecero —además del otoño e invierno las podemos encontrar en primavera y en Cuaresma—, las Lagers de Invierno solo se comercializan desde finales de octubre hasta pasadas las Navidades.
Gozan, además, de la ventaja de no estar todavía constreñidas a las imposiciones de una guía de estilos. Esto permitía a cada cervecero formular la cerveza a su antojo, combinando maltas y lúpulos. Todo ello con un único objetivo: debe ser una cerveza más sabrosa y algo más fuerte que la Lager de la cervecería.
La Lager de invierno es una cerveza para recordar, para regalar, de la que se espera ansioso su llegada cada año y sobre todo la que nos acompaña en los mejores momentos.
En Baviera, las Lagers de Invierno comenzaban a producirse inmediatamente después de las celebraciones de octubre. Este era el momento en el que se había dado salida a las remesas que estaban en la bodegas. Aprovechaban, además, la disponibilidad de lúpulo fresco que había sido cosechado solo unas semanas antes.
El lúpulo contribuía a atenuar el dulzor y las notas tostadas de las maltas usadas. En este aspecto es importante destacar la influencia que tuvo la malta Viena en la conformación de muchas de estas cervezas de invierno.
La influencia de Anton Dreher
Los fabricantes de la Escuela Centroeuropea cayeron rendidos a la malta desarrollada por el cervecero vienés Anton Dreher. Gracias a la implantación de unas nuevas técnicas que había obtenido, de forma algo discutible, en su tour por las Islas Británicas en la primera mitad del siglo XIX. En ese viaje, en que acompañó a Grabriel Sedlmayr de la cervecería Spaten de Múnich, se fija uno de los hitos de la cerveza moderna. Dreher y Sedlmayr son los indiscutibles padres de la Lager moderna, paternidad que de alguna forma llega a la Lager de Invierno.
Las diferentes guerras europeas del XIX y XX no hicieron desaparecer las celebraciones. No obstante, los años de conflictos, las restricciones de materias primas y la destrucción de un gran número de fabricas, limitaron la variedad cervecera de países como Alemania o Austria. De este modo, se perdió en muchas zonas la costumbre de elaborar cervezas de temporada.
Afortunadamente, las olas de emigración germana a Estados Unidos llevaron consigo parte de esta tradición. Éstas gozaron de buena salud hasta la llegada de la Ley Seca. Aún hoy se recuerdan las Winter Lagers y Winter Helles fabricadas a partir de Acción de Gracias en las cervecerías de Brooklyn y Milwaukee.
Con el interés actual por las cervezas de temporada muchas cerveceras han retomado la costumbre de elaborar una cerveza para el invierno. Cada una dentro de sus posibilidades quiere participar de un momento único.
Nuestra relación histórica con la Escuela Centroeuropea se reafirma con Estrella de Navidad. Esta cerveza reúne todos lo valores que acompañan a la tradición de la Navidad, y de unos matices sensoriales que cumplen los preceptos de una Lager de Invierno. Nuestros maestros cerveceros usan lúpulo y malta cultivada en Galicia, ingredientes de proximidad que le confieren a la cerveza un carácter único.