En el momento en el que se recibe la malta, se supervisan sus características y se analiza antes de pasar a los silos de almacenamiento. Este será el primer proceso de elaboración de cada una de nuestras recetas. La malta no puede ser usada tal y como llega de nuestros proveedores. Debemos molerla en base a las características de la receta, que queremos elaborar.
La molienda es una parte muy importante del proceso que a veces pasa desapercibido, pero es fundamental. Es gracias a ella, que rompe la cáscara del grano, separándolo de su endospermo, dejándolo listo para el proceso enzimático que se producirá durante la MACERACIÓN.
Además de su alto contenido en azúcares, la malta fue el cereal preferido por los cerveceros por la función que realizaba su cáscara. Como hemos visto, con la molienda tradicional, ésta se desprenderá actuando como filtro atural que separará el mosto de los granos tras la maceración.
En las cervecerías modernas operan diversos tipos de molinos; en nuestro caso hacemos una molienda seca con molino de martillo en la que, al no ser necesaria la cáscara, la malta queda reducida a fracción harina.