La crisis económica que están sufriendo sectores de la industria cervecera parece no afectar al mundo del coleccionismo de esta bebida. Esto se concluye, al menos, de la puja récord que se ha ofrecido por una lata de la cerveza Chief Oshkosh de la década de los cincuenta. La suma final ha ascendido a los 111.150 dólares. La subasta, celebrada en Morean Auctions, superó con creces el récord anterior fijado en 93.600 dólares y que se había alcanzado también en una venta desarrollada bajo la cobertura de esa misma casa de subastas. 

La lata vintage que ha merecido tal desembolso era producida originalmente por la ya desaparecida Oshkosh Brewing Company de Wisconsin. La cerveza Chief Oshkosh no se elabora desde principios de la década de 1970 y se cree que esta lata subastada era el único ejemplar existente de tal clase. Se encuentra en un perfecto estado de conservación, con su pintura blanca y su ilustración de un nativo americano. 

Situada en la ciudad del mismo nombre de aquel estado, en la orilla occidental del lago Winnebago, la Oshkosh Brewing Company se fundó en 1894 cuando tres importantes cervecerías de aquella urbe se fusionaron —Brooklyn Brewery, Union Brewery y Gambrinus Brewery—.  Buscaban con la operación lograr afrontar la crisis económica de aquellos años y responder a la competencia proveniente de la vecina Milwaukee, la capital cervecera de Estados Unidos. 

A principios del siglo XX producía unos 50.000 barriles de cerveza al año y las boyantes ventas condujeron al proyecto de ampliación de sus instalaciones en el 1911. Se elaboraban y distribuían distintas marcas, incluida esta Chief Oshkosh Beer, hasta 1971. En octubre de ese año, cesó la producción en la planta y, en pocas semanas, la Cervecería Oshkosh fue vendida a otro fabricante de tal ciudad: la Peoples Brewing Company. 

La nueva dueña corrió la misma aciaga suerte y cerró unos años después. Tiempos duros en que los colosos de la bebida dejaban poco margen a los más pequeños. En 1986, los edificios del antiguo complejo cervecero fueron demolidos para dar cabida a nuevas instalaciones en la zona y sus vestigios convertidos en objeto de culto para los arqueólogos industriales.

Un valioso objeto de la breweriana que cambia de manos

Elaborada alrededor de 1951, el interés en esta Chief Oshkosh se incrementó exponencialmente tras publicar Dan Morean —fundador de Morean Auctions– su fascinante historia en en redes sociales. No en vano, hablamos de unos envases que estaban destinados a su consumo inmediato, latas que no fueron concebidas como objeto de colección y, en consecuencia, al ser diseñadas para ser desechadas las pocas que han llegado a la actualidad son extraordinariamente raras. En el presente caso, esta Chief Oshkosh Crowntainer probablemente estuvo guardada en una caja fuerte de la fábrica original durante años. 

Al cerrar ésta, la lata fue pasando de mano en mano entre coleccionistas de breweriana, que sienten una profunda pasión por este tipo de envase ya desde la década de los setenta. Así, su historial transaccional incluye desde un trueque por un coche de correos en los años 70 hasta una réplica de madera tallada por un antiguo propietario arrepentido. A lo largo de las décadas, cambió de manos entre nombres propios de esta afición por coleccionar piezas cerveceras: Paul Esslinger, Bob McCoy, Dave Peck y muchos más la tuvieron en su poder. 

Esos intercambios iban precedidos de un halo misterioso que otorgó a la pieza una pátina mitológica y cuando su subasta finalmente fue anunciada, la expectación estaba por las nubes y se había allanado el camino para batir todos los récords. 

La lata de cerveza regresa al lugar que la vio nacer

Ahora, la lata vuelve a casa pues el ganador de la puja ha sido un coleccionista de Wisconsin, cuna de la marca original de cerveza Chief Oshkosh, que al leer la publicación de Dan Morean sintió la necesidad de recuperar el envase para que retornase a “su estado natal”.

Para Morean, su principal valedor, «fue emocionante y reconfortante ver que el precio superara los 100.000 dólares». Al fundador le resulta gratificante que estas latas obtengan al fin el reconocimiento que realmente merecen. Su casa de subastas Morean Auctions, con sede en Brimfield, Massachusetts, es la única en el mundo con licencia especializada en latas de cerveza y en publicidad de bebidas alcohólicas. La empresa comenzó como negocio minorista en 1997 antes de lanzar su plataforma de subastas especializada en 2016. 

Revolucionando las ventas en línea a través de su web desde 1997 –ya antes de las mencionadas subastas de 2016– la casa cuenta, además, con el respaldo de los principales interesados: los coleccionistas. Sus envíos internos, unos plazos de entrega cortos, un buen equipo de marketing, cuidando al detalle desde fotografías a promoción y velando por la preservación de las piezas ha determinado esta estrecha conexión con los aficionados y la ha hecho merecedora de la lealtad de las mejores colecciones del país.

La breweriana –el término que sirve para denominar el coleccionismo cervecero y que apela directamente al vocablo inglés, brewery, “cervecería”— sirve para agrupar a todos aquellos que disfrutan recopilando vestigios de la industria cervecera, desde posavasos a jarras y botellas, pasando por objetos más voluminosos como luminosos, placas metálicas o grifos cerveceros. Las latas no han quedado al margen de esta pasión que, precisamente, surgió en suelo estadounidense en tiempos de la Ley Seca. 

Qué hace valiosa a una lata de cerveza antigua

La Prohibición despertó la nostalgia de unos consumidores que se aprovecharon del bombardeo publicitario de los años previos para su afán acumulador. No obstante, en la década de los setenta el coleccionismo de latas ya había colonizado muchos países del mundo. Esta tendencia no hacía si no subrayar la importancia de la bebida más allá de su consideración como producto alimenticio. Todo lo que rodea a la cerveza también exhala cultura. 

Evidentemente, no todos los envases de cerveza ni todos los elementos publicitarios de las fábricas pueden superar la barrera de los cien mil dólares en una subasta. Los expertos apuntan a que tales cantidades se desembolsan por piezas extrañas. Los diseños conmemorativos, las erratas o gráficos de tiradas cortas parten con ventaja en este juego. También las variantes poco comunes de cervecerías regionales de pequeño tamaño. Igualmente destacan las latas de acero anteriores a 1960, especialmente las que tenían la tapa cónica y las Crown Containers. 

Los coleccionistas prefieren que estas latas estén vacías y bien conservadas y la mejor manera de lograrlo es abrir los envases desde la base pues permite que su atractivo visual quede intacto. Urge, eso sí, conservar las latas lejos de la humedad, pues el metal se oxida rápido: el mantenerlas en un espacio seco cobra más importancia que nunca para evitar una disminución de su eventual valor. Incluso esa pequeña muesca que puede resultar insignificante para alguien alejado del coleccionismo supone un vicio insalvable para los que se dedican a esta afición. 

Se trata de un mundo fascinante para todos aquellos que quieran dar un paso más activo en su amor por la cultura cervecera. Una opción que puede derivar en viajes interesantes por mercadillos, en la búsqueda de ese tesoro perdido de una fábrica cerrada hace décadas que despierten la atención de muchos como ha ocurrido con esta Crowntainer Chief Oshkosh. 

Si esta subasta ha generado algún interés coleccionista, la mejor opción siempre será en estos primeros pasos de los neófitos unirse a algún club o asociación. Sus miembros ayudan desde la experiencia a guiar a todo aquel que se adentre en este mundo: desmienten mitos, aportan directrices básicas para valorar piezas y contestan a las preguntas más frecuentes. 

¿Te apasiona la historia detrás de cada lata?

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