“Muy en serio”. Así titulaba el periodista Luis Hidalgo, en El País, la crónica del concierto que dieron Manos de Topo en L’Auditori de Barcelona presentando su segundo álbum, titulado El primero era mejor. Dos años después de aquel momento, entregan Escapar con el anticiclón, la que hasta ahora es su obra más completa, y que abre un nuevo camino para el grupo. Un camino más amplio y confortable, que comenzó a asfaltarse el día que atendieron la llamada de Ramón Rodríguez (The New Raemon) proponiéndose como productor.

Tras una primera toma de contacto en el EP Momento único -compartido con Tarántula- en la que pulieron dos de sus mejores gemas, acudieron en verano al estudio Ultramarinos Costa Brava, de Santi Garcia, y allí dieron forma a estas 10 canciones.Y lo hicieron de manera decidida, reinventándose, sustituyendo elementos tan identitarios como la acústica, el casio o el xilófono, por capas de guitarra eléctrica y teclados, que aportan una nueva dimensión a las armonías y al imaginario, casi único hoy día, del grupo.Y es que la propuesta de Manos de Topo rinde tributo a los pesos pesados de la canción ligera (Julio Iglesias, Camilo Sesto, Perales), ensalza el romanticismo más costumbrista y suma elevadas dosis de dramatismo trágico-pagafantil.

Como no podía ser de otra manera, el disco está plagado de frases lapidarias y memorables, que esta vez suenan más rotundas que nunca. Las canciones de Escapar con el anticiclón hablan de esa acción en concreto. El hecho de crecer y aceptar el compromiso de una relación. Sacar pecho ante los buenos momentos y mantener el barco a flote ante los malos. O bien huir a las primeras de cambio, cuando las cosas no van tan bien. La difícil toma de decisiones en un cruce de caminos cargado de emociones, donde decidir si avanzar o retroceder -asumiendo todas las consecuencias- inmerso en un mar de dolorosa sinceridad.