La emoción del Fútbol Indoor llegaba a Coruña ocho meses después del partidazo en el que el Barcelona se jugaba el título, que conseguía ganar, en un abarrotado Pabellón de Riazor.

Pero esta vez no era ante el poderoso Barcelona de la campaña anterior, sino ante un Athletic que llegaba a Coruña con una derrota a sus espaldas y con ganas de llevarse los primeros tres puntos que le hicieran respirar con tranquilidad. Los Fran, Naybet, Songoo y compañía volvían a vestirse de corto para seguir dando alegrías a la afición deportivista, que les acogió con mucha pasión y calor en las gradas.

Empezó el partido de manera espectacular, con los dos equipos buscando el gol desde el primer minuto de partido. El partido era un correcalles que no tenía dueño pero fue el Depor quién golpeaba primero con un gol de Jaime a los tres minutos de partido al que respondía Imanol Etxebrría con un tiro lejano desde su propio campo que Songoo no pudo parar. Sólo pudo coger el balón de la red para que el fútbol y los goles continuaran cayendo. Con empate a dos goles en el marcador en apenas seis minutos de partido, los dos equipos pactaron una tregua.

El comienzo de temporada es duro y se tarda en coger la forma física adecuada, así que los dos se tomaron un pequeño respiro, que se hizo más prolongado en el equipo gallego. El Athletic se dio cuenta de los momentos de debilidad por los que atravesaba el equipo gallego y supo aprovecharlo haciendo tres goles seguidos que dejaron al Athletic el camino despejado en la primera mitad.
Salió el Depor en la segunda parte con la camiseta del Superdepor de antaño y tiró de calidad y garra para hacer lo nunca visto en Fútbol indoor. Ni más ni menos que once goles seguidos consiguieron los locales para tumbar al Athletic con apenas ocho minutos de juego de la segunda parte.

Un Athletic desaparecido

No se atisbaba nada del Athletic, completamente difuminado en la superioridad del Deportivo y con prácticamente nada que ofrecer en un segundo tiempo que los hombres de Plácido Bilbao tendrán que asumir pero olvidar rápidamente para que no les pase factura.

El Depor iba a lo suyo, tocando como y donde querían, con bonitas triangulaciones que hacían inútiles los intentos del equipo vasco de robarles el balón. Fran repartía juego como en sus años de profesional, Jaime seguía corriendo como una locomotora, como si el partido lo necesitara y Manjarín en boca de gol para aprovechar todos los balones que pasaban por su lado.

Así se llegaba al final del partido, con goles y más goles que ponían el broche de oro para el conjunto deportivista. Una noche, la del debut en esta temporada de la Liga Placo que por lo que parece, espera ser gloriosa para los gallegos.