¿CÓMO ESTÁN CAMBIANDO LAS GRANDES MALTERÍAS LA INDUSTRIA GLOBAL CERVECERA?

Partiendo del drama que representa cualquier conflicto bélico, es evidente que la invasión de Ucrania por parte de Rusia llegó en un mal momento. En febrero de 2022 las sociedades de todo el mundo intentaban volver a la normalidad después de dos años de pandemia y los mercados reaccionaron violentamente al ataque. Los precios del petróleo, los metales, la energía y los cereales se dispararon justo cuando las empresas trataban de reactivar las cadenas de suministro e intentaban satisfacer la creciente demanda de bienes y servicios.

En el sector de la cerveza, inicialmente el temor afectó a la cebada, uno de sus principales ingredientes. Temiendo una disminución del suministro de la región del Mar Negro, y todavía desconociendo las consecuencias de las sanciones a las exportaciones rusas, los grandes productores reaccionaron para hacer frente a la situación.

Las cifras son claras y demuestran que los temores estaban fundados. En la campaña 2022/23 Ucrania produjo unos seis millones de toneladas métricas de cebada, un 38,5% menos que en el período previo a la guerra, que en su punto máximo llegó a casi 9,9 millones de toneladas. 

¿Cómo ha afectado la guerra de Ucrania a la producción mundial de cebada?

Muchas veces denominada “el granero de Europa”, Ucrania es la séptima región productora de cebada del mundo, pero al frente de la lista está su oponente en la guerra. En 2021, Rusia se había convertido en el principal productor de cebada del planeta con una producción total de aproximadamente 20 millones de toneladas. La mayor parte del grano se utiliza como alimento para animales de granja. Sin embargo, la cebada de dos carreras rusa y ucraniana se destinaba a la producción de malta.

Coincidiendo con esta situación, la industria de la malta inició una transformación que recuerda mucho a la que ha vivido la cerveza en las últimas tres décadas, años marcados por compras, fusiones y la formación de los gigantes que conocemos. 

El surgimiento de InVivo

El principal protagonista de estos cambios sería Malteries Soufflet. La empresa familiar que comenzó a operar a principios de la década de 1950 en Nogent-sur-Seine, en la región francesa de Aube, fue adquirida en 2021 por InVivo, una asociación de cooperativas agrícolas galas.

Los responsables de InVivo buscaban diversificar su negocio. Vieron en la cerveza una buena oportunidad para crecer y proyectaron un ambicioso programa de adquisiciones con el que en apenas tres años han conseguido conformarse como el mayor grupo maltero del planeta. Un gigante que procesa casi 4 millones de toneladas de cereal en las 41 plantas que opera en los cinco continentes.

Tras la compra de Soufflet, y ya bajo la dirección de Jérôme Calleau, en 2023 InVivo anunció la compra de la belga Castle Malting y la australiana United Malt Group.

Fueron adquisiciones de una dimensión muy diferente, United Malt era el cuarto productor mundial y tenía plantas en diferentes países, destacando sus negocios en el Reino Unido, donde operaba la histórica Bairds Malt, una maltería fundada en 1823 por los hermanos Frank y Hugh Baird para suministrar a su cervecería de Glasgow. Bairds Malt es la mayor maltería del Reino Unido y fue pionera en apostar por las energías renovables y el aprovechamiento del calor, pero sobre todo por los cereales locales, decisión que se ha revelado muy acertada tras la invasión de Ucrania.

¿Qué ocurrirá con las pequeñas malterías?

Castle Malting, anteriormente conocida como Malterie de Beloeil, también colabora estrechamente con los agricultores belgas. Fundada en 1868, la historia de esta maltería es paralela a la de las cerveceras belgas. Fue parcialmente destruida en las dos guerras mundiales, pero siempre se reconstruyó hasta que hace unos veinte años, incapaz de competir en un mercado turbulento, sus propietarios la cerraron.

En ese momento, Jean-Louis Dourcy era director de Belgomalt (actualmente parte de Boortmalt, otro de los colosos del sector). Dourcy se dio cuenta de que con el cierre de varias malterías belgas por parte de AB InBev había un hueco en el mercado de las maltas especiales. Compró las instalaciones de Beloeil en 2003, la rebautizó como Malterie du Chateau (Castle Malting) y poco a poco volvió a poner en funcionamiento el negocio, convirtiéndose en un referente para los cerveceros artesanales (aproximadamente el 96% de su producción se destina al extranjero), segmento al que busca atender ahora InVivo con la reciente adquisición.

Pese a que Castle Malting producía alrededor de 70 tipos de malta y comercializaba lúpulo, levaduras y otros productos a más de 2.000 clientes en todo el mundo, su negocio estaba sufriendo los rigores de un mercado tan cambiante como es el de la cerveza craft, de ahí que recibiese con los brazos abiertos la entrada de InVivo. 

Es una situación que también padeció en los últimos años la brasileña Malteria Blumenau, pero que no ha tenido un final tan feliz. Fundada en 2015 por el ingeniero químico y maestro cervecero Rodolfo Rebelo, la empresa nació con el objetivo de atender a la floreciente escena cervecera artesanal de Brasil y reducir la dependencia de maltas especiales importadas, sin embargo, ante los altos costes de producción y la escalabilidad limitada, se ha visto obligada a cerrar este año.

En la decisión seguramente haya influido que Agraria, el principal productor de malta de Brasil, anunciase su intención de construir una planta centrada en la producción de maltas especiales con una inversión de más de 100 millones de dólares. 

El caso de Blumenau no es el único. Desde hace unos meses los nombres de otras micromalterías suenan como candidatas al cierre. Algunas, han optado por asociarse para ser más competitivas y luchar contra la creencia generalizada de que en el contexto actual no hay espacio para las pequeñas empresas. 

Al igual que en la cerveza, confiemos en que no sea así.

Cultura de Cerveza

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