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Es indiscutible que los cerveceros son cada vez más eficaces a la hora de minimizar el uso de recursos naturales. Su pericia solo es equiparable a los esfuerzos que dedican tanto a la investigación del reciclaje como al aprovechamiento de los residuos.

 

De todos los sólidos que se generan tras producir cerveza, el más importante es el bagazo de la malta, un subproducto que hasta ahora estaba destinado a la alimentación animal, pero al que en Japón le han encontrado un nuevo uso.

 

Fundada en 2019, la empresa Kitafuku de Yokohama se ha especializado en el reciclaje cervecero sobresaliendo entre sus últimos proyectos la reutilización del bagazo en la fabricación de papel, una actividad de elevado valor añadido.

 

La idea del «papel artesanal de cerveza» se inspiró en una iniciativa puesta en marcha por un mayorista de la prefectura de Nara que producía papel reciclado a partir de plantas de arroz y pasto. Atendiendo a las demandas de los pequeños cerveceros japoneses, a los que les resultaba muy difícil la venta de su bagazo al carecer de medios para secarlo, compactarlo y enviarlo a las granjas del país, en Kitafuku pensaron que podían aportar su granito de arena.

 

En los dos últimos años, Kitafuku ha recogido casi dos toneladas de este residuo de los cerveceros locales para un proyecto que todavía lleva la etiqueta de “experimental”, pero que ya ha pasado a formar parte de la llamada economía circular, al ser usada la celulosa en la fabricación de menús, posavasos y packaging de las propias cervecerías.

 

Masaki Sato, periodista del Japan Times ha recogido la experiencia de Number Nine, una craft brewery de Yokohama que estaba pagando más de mil euros mensuales para deshacerse de su bagazo. Desde que descubrió a Kitafuku lo cede gratuitamente, integrando la acción en su programa de sostenibilidad y usando ellos mismos el papel en sus catálogos y tarjetas de visita.Desde Kitafuku no solo confían en que otros cerveceros de Japón sigan el ejemplo de Number Nine sino que esperan que incluso los hosteleros apuesten por imprimir su cartas en el papel de bagazo.

 

También en Japón, el gigante cervecero local Kirin se ha asociado con la marca de cosméticos Fancl para convertir los subproductos de la producción de cerveza en envases de maquillaje. Su objetivo era encontrar una alternativa al tereftalato de polietileno (más conocido como PET) derivado del petróleo. Como solución, el bagazo de cerveza se mezcló con celulosa formando un material que se parece al plástico moldeable y que se cree tendrá nuevas utilidades en un futuro muy próximo.