Texto: Bruno Corrales
El Teatro Barceló acogió anoche uno de los platos fuertes de la nueva edición del ciclo 981 Heritage SON Estrella Galicia, tan inquieto y amante del riesgo como el que se erigió -era obvio- en protagonista absoluto del show: Michael Gira. El estadounidense reactivaba la mítica banda en 2010 y ahora, tras publicar cuatro discos rayando y sobrepasando el sobresaliente (el último el pasado año, “The Glowing Man”), anuncia el fin de la formación actual al considerar haber explotado ya todas las posibilidades junto a los miembros que la forman en la actualidad.
Unos valores que nos sorprenden por su firmeza pero sobre todo por su escasez en el mundo de la música. Swans no hacen gestos de cara a la galería, lo suyo es un compromiso con la creación que traspasa la dinámica habitual en la música popular, centrándose en la exploración sonora y convirtiendo cada concierto en una experiencia musical, claro, pero también física. No es cuestión baladí que la organización repartiese tapones para los oídos a cada asistente en la entrada. Serían necesarios para protegernos de un volumen salvaje pero adecuado si de sentir cada nota en el cuerpo se trataba.
Y sí, de eso se trataba. Durante casi dos horas, Gira y compañía -entre ellos, el increíble Norman Westberg– repasaron su extensa discografía y nos hicieron vibrar, que en este caso no es simplemente una manera de hablar. Post rock pesado, repeticiones y progresiones hasta llegar a la cima, con los tiempos perfectamente medidos por un Michael Gira haciendo las veces de director de orquesta. En una sala llena hasta la bandera, el público disfrutaba en respetuoso silencio pero no pasivamente. Y es que la música de Swans te atrapa y te hace partícipe de manera inevitable, dejando en el cuerpo (y no es broma) la sensación de haber hecho un fuerte ejercicio físico, y con el poso profundo que te dejan las grandes películas y libros. Preguntándote durante unos minutos qué es lo que ha pasado ahí dentro.
Abría la noche la fabulosa Baby Dee, artista multidisciplinar, acompañante de Swans en esta gira de despedidas. Un contraste tremendo el disfrutar de sus canciones en un formato totalmente íntimo, con únicamente voz, acordeón y guitarra acústica. Momentos interesantes de paz y descubrimiento previo a la tormenta sonora que minutos después nos recorrería todo el cuerpo.
