Esplendor Geométrico en Sala El Sol. Foto Diego Durden

Autor: Bruno Corrales

Fotógrafo: Diego Durden

Una noche muy especial en El Sol, por la trayectoria de sus protagonistas y por el carácter diferenciador y avanzado de su música. Oscuridad, futurismo y punk en horario de máxima audiencia. Dos de los principales precursores de la electrónica e industrial se reunían en un cartel que servía a su vez para estrenar una nueva edición del ciclo 981 Heritage SON Estrella Galicia, siempre en busca y captura de las corrientes más inquietas, y que será en breve anfitrión de bandas tan relevantes como Swans.

Esplendor Geométrico en Sala El Sol. Foto Diego Durden

Pero volvamos al centro de Madrid en este sábado a la noche. Que era una ocasión diferente a cualquier otra se observaba también en el público, de estética oscura en su mayor parte pero, ante todo, muy consciente de lo que iban a presenciar, con toda su atención sobre el escenario desde el primer minuto. El encargado de abrir la noche era un autor fundamental del género, Orfeón Gagarin, uno de los proyectos de Miguel Ángel Ruiz. Más reservado y discreto, eso sí, con su propuesta cercana al arte sonoro, que lo que se nos vendría encima poco después con la aparición del dúo formado por Arturo Lanz y Saverio Evangelista. Es decir, Esplendor Geométrico.

Aunque de extensa carrera y discografía prácticamente inabarcable, Esplendor Geométrico vive un momento dulce que les ha llevado a girar como nunca en los últimos años, no solo dentro de nuestro país. En esta ocasión se trataba de presentar su último álbum, “Fluida Mekaniko”, editado por Rotor Discos en digipack y vinilo de edición limitada. Quien comenzaba cantando en Aviador Dro antes de ahondar en terrenos más personales, oscuros y experimentales, Arturo Lanz, se plantaba desafiante ante el público a modo de saludo, con las luces aún encendidas, mientras su equipo terminaba de montar todo lo necesario para el show. Una especie de advertencia de lo que vendría: un desatado repaso a su discografía, excesivo y apasionante. Noche imprevisible y por lo tanto inolvidable, repleta de hits. De esas ocasiones en las que el propio público aparta por un momento su pasividad, con ese “Moscú está helado” como grito de guerra, para convertirse en un protagonista fundamental del espectáculo.

Esplendor Geométrico en Sala El Sol. Foto Diego Durden