Con aspecto descuidado y con los movimientos que delatan a alguien que no se da mucha importancia, Kelley Stoltz se sube al escenario, agarra su guitarra, comenta algo a su banda y comienza a tocar. Son las cinco y media de la tarde de un domingo 6 de diciembre, una fecha que muchos pasan en el sofá, tomando el café, con la familia. Pero estamos en León, esto es el Purple Weekend y aquí la familia parece salida de Carnaby Street. Tras un sábado que tuvo como protagonistas a los fabulosos chicos incendiarios Les Grys-Grys, los nipones The Neatbeats o a los resucitados The Strollers, el domingo prometía seguir la estela y no decepcionó. Era jornada de reuniones.

Kelley-Stoltz-purple-weekend-2015

Como decíamos, Stoltz no se da importancia. Toda se la lleva su música. Sin descanso desde que apareciese con la llegada del nuevo milenio, el de San Francisco ha cumplido con su máxima de publicar un álbum en año impar. El último y con el que llegaba al Purple era “In Triangle Time”. Tras pasar en su anterior trabajo por la factoría Third Man RecordsJack White-, su nuevo LP ha sido editado bajo el sello Castle Face Records, casa en propiedad de John DwyerThee Oh Sees-, otro enfermo de creatividad y también obsesionado por el sonido marciano. Stoltz no se codea con cualquiera. “Esta canción la escribí cuando tenía siete años. La escribí mientras estaba en la cárcel cumpliendo una pena por tráfico de estupefacientes. Me pillaron conduciendo de México a California”. El norteamericano rebosa humor y su directo se convierte en una locura en la que se unen Marc Bolan, Brian Wilson, Roky Erickson, Kevin Ayers, Robyn Hitchcock y casi cualquier nombre con marca de calidad.

Tras el californiano, un nuevo encuentro. Si el sábado eran los suecos The Strollers los que se habían reunido formalizado esa vuelta a la vida en el Purple Weekend, esta vez tocaba mirar a nuestra tierra. Desaparecidos hace años, los asturianos La Ruta llegaban al festival con formación original y ganas de revivir las sensaciones que experimentaron en la década de los noventa en lo que se convertiría en un concierto en el que homenajear una época, un evento y a Marcos Ríos, fallecido teclista y fundador de la formación de Mieres. Una celebración en la que la tarde se convertía en noche para dar paso por segunda jornada al escenario SON Estrella Galicia.

the-loons-purple-weekend-2015

Cruzando la arboleda que acompaña el paseo de El Parque, dejando atrás el imponente y hasta tenebroso edificio de la Policía Local de León, comenzaban a sonar las guitarras con fuerza. No eran otros que The Loons. De nuevo California. El quinteto de La Mesa salido de la escena de la fiesta de Blow Up. Todo color, movimiento y ganas. Mientras Mike Stax agitaba sus maracas y rememoraba a The Pretty Things y a los Stones de Brian Jones, el guitarra Marc Schoreder se dedicaba a agitar su instrumento hasta endurecer el sonido de The Loons. De la costa oeste estadounidense a Nueva York, concretamente Brooklyn. De allí vienen The Jay Vons, formación que también acompaña a Greg Cartwright en el proyecto de Reigning Sound que también pasará por Purple Weekend 2015. El cuarteto puso sobre el escenario una capa de soleado pop bañado en soul que bebe del clasicismo como sólo los estadounidenses saben hacer. Si lo que propusieron anoche fue encandilador, queda esperar aún de lo que son capaces con Cartwright al mando.

the-jayvons-purple-weekend-2015

La Ruta no eran los únicos de la jornada que tenían que celebrar un regreso. El trío Bronco Bullfrog, extintos en 2004, regresaban también a la vida musical. Los londinenses, formación de culto en nuestro país gracias a su paso por, entre otros, el Purple Weekend hace más de una década, llegaban a León para poner de nuevo en marcha la máquina del power pop. Como si no hubiese estado detenida, los guitarrazos de Michael Poulson daban el pistoletazo de salida a los saltos del bajista Louis Comfort-Wiggett mientras las melodías no dejaban de sucederse. 15 años después de su primera parada en León, Purple Weekend parece ser el tarro que mejor conserva la esencia de las bandas que en un momento decidieron desaparecer para volver a florecer con la misma intensidad.