Fotografías: Madrid Music City | Javier Rosa

La apuesta por la diversidad de sonidos pero también por un compacto cartel en el que no desentona nadie. Quizás ese haya sido uno de los mayores logros de Madrid Music City que cerró anoche con el sonido balcánico-tropical de Molotov Jukebox su primera edición. La propuesta, que viene a continuar lo comenzado el año pasado por Mat Mad y a su vez a seguir con la tradición de los conciertos por el Día de la Música, volvió a tomar Matadero para ofrecer una alternativa cultural de calidad en la que “sin presupuestos multimillonarios”, como explicaba una de sus organizadoras en la los encuentros musicales que se desarrollaron en la mañana del sábado, se ha conseguido crear una atractiva propuesta que ha traspasado los límites de lo meramente musical. A los conciertos, encuentros musicales y actividades infantiles desarrolladas ayer en Matadero, hay que añadir una interminable lista de actividades que han copado durante esta semana las agendas de los más inquietos que han podido disfrutar de ciclos de cine, coloquios sobre la industria musical o música electrónica de vanguardia.

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Pero el de ayer fue el día grande de Madrid Music City. Se encargó de abrirlo Soleá Morente, que pese al (casi) inaguantable calor que se concentró en Matadero a las 18:00 horas, derrochó el duende de la familia Morente. Soleá presentó las canciones de su último disco (primero bajo el nombre de Soleá Morente, atrás quedaron las aventuras con Los Evangelistas). Un trabajo en el que han colaborado artistas como La Bienquerida, que subió al escenario para interpretar “Tonto”, que cerró el concierto.

  Tomaron el relevo unos buenrolleros Unknow Mortal Orchestra. La banda, mitad neozelandesa, mitad estadounidense, además de sorprenderse por las altas temperaturas (“¿esto es normal?”, se preguntaba, Ruban Nielson a mitad del concierto) nos regaló un buen puñado de canciones llenas de flow y temas de su último trabajo, de corte más electrónico que sus anteriores propuestas.

El rockabilly, el blues y el rock and roll de una cálida Imelda May puso el toque más macarra a un festival que a esas horas ya empezaba a quitarse las gorras y las gafas de sol. La irlandesa, que se ha convertido en asidua de los escenarios españoles en los últimos años, regaló antes de marcharse versiones de artistas como Willie Dixon, ABBA o Sony and Cher.  

Algo así pasa cuando uno tiene mojo. @imeldaofficial movilizando al público en @madridmusiccity #MMC2016 #soneglive Un vídeo publicado por SON Estrella Galicia (@sonestrellagalicia) el

Así de bonito está @madridmusiccity #MMC2016 #soneglive ??? Una foto publicada por SON Estrella Galicia (@sonestrellagalicia) el

Lo que vendría después no dejaría indiferente a nadie. Madrid pudo disfrutar por primera vez del austriaco Parov Stelar, que lejos de ceñirse a una propuesta de un Dj al uso acompañó el show con una banda al completo en la que destacó una sobresaliente sección de vientos y una puesta en escena en la que Cleo Panther (voz) puso toda la carne en al asador.

La noche terminó a ritmo de tropical gypsy, como le gusta denominar a Natalia Tena el estilo musical festivo que desprenden todas las canciones de Molotov Jukebox. La actriz, cantante y compositora de madre extremeña y padre vasco estuvo arropada por una banda que, como ella, contagiaron energía y felicidad en estado puro en un fin de fiesta no apto para gente aburrida.