David Bowie fue el primer músico que viajó al espacio sin necesidad de hacerlo. Lo imaginó todo agarrado a una guitarra y mirando una hoja en blanco. Norman Mailer escribió para LIFE el viaje del Apolo 11 a la Luna sin pisarla. La carrera espacial se vivió desde tres ángulos y uno de ellos era la cultura, capaz de todo. Imaginando esos periplos se quedó en algún lugar del espacio infinito Jordi Ruiz, cerebro de Exxasens que ayer volvió a la Tierra y cayó en la sala El Sol, en pleno centro de Madrid.

Lo hizo acompañado de su guitarra y de los otros tres miembros que forman un proyecto que desde 2007 ha evolucionado hasta romper las barreras que definen el post rock al uso. Rock del espacio, progresivo o simplemente Exxasens, los barceloneses presentaban en la capital su última referencia, “Back to Earth” (Aloud Music, 2015), un álbum en el que su sonido se expande aún más en un trayecto de fondo e imaginación sin límites y del que el público fue testigo en la sala madrileña en su 37 aniversario y dentro de un SON Estrella Galicia que en 2016 sigue subiendo el listón.

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Si al hablar de los de Barcelona lo hacemos de una banda que gravita en el espacio, Le Temps du loup se mueven más en lo terrenal. El trío madrileño, teloneros agresivos por excelencia, apuestan por una instrumentación más próxima al metal, tan abrasiva, tan llena de matices y de tanta calidad como la música de la formación de Jordi Ruiz. Los capitalinos abrieron la noche para mostrar todas las cualidades de “Jauría” (Nooirax, 2014), capaz de remover la estructura de la sala madrileña y caldear el ambiente desde los primeros minutos de la noche. Es cuestión de tiempo que la tripleta esté arriba. Calidad les sobra.

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Cuando aún el calor producido por el trío se mantenía en la sala, ajeno a las temperaturas de este invierno de retraso, las luces tenues se extendían entre los rincones. Oscuridad lunar y un martilleante sonido que abría y presentaba a los miembros de Exxasens -que volvían a Madrid tras año y medio de ausencia- mientras el proyector dibujaba la portada del nuevo álbum. Desde ese momento y hasta lo que supondría el final de la noche, la formación ofreció la perfecta demostración de lo que es controlar los tiempos y manejar el ritmo del directo, de comunicar con sus instrumentos y atraer las miradas sin necesidad de piruetas. Todo bajo proyecciones de eclipses, fondos espaciales o ese viejo cosmonauta ya icono de la banda y que protagoniza el videoclip de “Rocket to the sky”.

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“La sala está muy llena un día como el de hoy y para una ciudad tan golosa como Madrid”, diría Ruiz una vez iniciado el directo. “Venimos a presentar nuestro nuevo disco, que lo hemos hecho con todo el cariño y esperamos que os guste”, sentenciaría el brillante guitarrista antes de continuar con un directo en el que las canciones navegaban con calidez, sonando siempre perfectas y que se extenderían hasta pasada la medianoche para acabar regresando al espacio, ese lugar en el que orbitan para crear esos sonidos que hicieron viajar a una sala entera sin moverse de Madrid.