El aliento vanguardista que Lorena Álvarez insufla a las raíces del folk tradicional llega a su máxima expresión en su último disco ‘Colección de canciones sencillas’. Una recopilación de melodías infinitamente dulces y cargadas de sensibilidad, que, el próximo 3 de octubre, interpretará en el escenario de lujo del Teatro Lara de Madrid gracias a SON Estrella Galicia.
Lo más difícil es que las palabras nombren las cosas. Las cosas sencillas que aparecen en el disco de Lorena Álvarez son nombradas. Esto es como decir que son invocadas, que se las trae a la vida, y por eso se dice que los poetas son los nietos de los magos antiguos. Cuando Lorena las canta, parece que son las palabras las que generan la melodía. Es un sortilegio conjunto de sílabas y notas. Zanahoria rima con gloria, ¡es por algo!, y entonces nos viene una intuición de que la rima no es una cuestión de letras sino de conexión profunda entre las cosas y su potencia, que la rima desvela una corriente subterránea que ha desenterrado Lorena al ir a buscar entre los tubérculos.
Lo popular de la música de Lorena, de la que siempre se destaca su carácter folclórico, no está en que toque instrumentos tradicionales, ni en la aparente sencillez con que se desenvuelve, sino en su vínculo profundo con las cosas que nos rodean. Lo folk es lo que está dispuesto a establecer un contacto directo con lo que las cosas son (en esto se parece a la psicodelia que también es posible encontrar en este disco). Con un trato así, ellas están dispuestas a decirnos su canción. Aquí hay rebelión, aceptación, melancolía, confesión, nostalgia, arrebato, humor, atención, todo lo que nos acompaña en nuestra vida, a cada cual en su manifestación íntima y propia. Que la escucha completa de este disco sea como atravesar una revelación prueba que la magia antigua no se ha perdido del todo.
